Capítulo 50 - Epilogo

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Theodore miraba fijamente su reflejo en el espejo de cuerpo entero...

La visión de si mismo en el espejo es muy clara. Mismo cabello cobrizo, ojos color cielo mirada fría. Pero al mismo tiempo se da cuenta de que todo en su forma de pensar a cambiado.

Ahora que había perdido alguien realmente importante para el ya no siente ambición por ocupar la silla perfecta de su padre. Quería poder salvar a las personas para que no sufran como el. Como lo hacía en ese momento.

No le importaba la ceremonia de graduación a la que no había asistido ni tampoco le importaba lo que opinarán sus padres sobre la desicion que había tomado. Solo quería arreglar los errores que había cometido con aquellas personas que no se lo merecían. Eso era lo correcto.

Lo que ella hubiera querido...

- Ted -la voz de su madre lo saca de su autocompasion y molestia -¿Ya estas listo?

Su madre lo miro con ojos compasivos y llorosos. Tenia un vestido pulcro y liso de color negro al igual que el tenía un traje del mismo color.

Vestir de negro... todos de negro...

En honor a la muerte? Al dolor? A uno mismo? A los demás? A nadie?

Ted sintió un hilo de agua recorrer su mejilla, se sorprendió ya que ni siquiera se dio cuenta de que estaba por llorar y ahora lo hacía.

-oh Ted... - su madre se apresuró a abrazarlo con toda la longitud de sus brazos como queriendo suprimir el dolor y llevárselo lejos para reemplazarlo por calma y paz.

Algo que se les fue arrebatado.

- ¿ Por qué? - pregunto Ted con dolor en su voz sabiendo que su pregunta no era coherente. - ¿ tenía que ser ella?

- Estas cosas no se pueden controlar Ted... - lo consoló su madre con voz suave como si le cantara una nana.

Había estado contenido hasta que vio a su madre y se quebró rompiendo en llanto, uno que había guardado por tanto tiempo que dolía y ahora lo liberaba de ese dolor.

- Tranquilo Ted, ella no querría verte así. Ella querría verte alegre y vivaz como siempre se lo demostraste. -su madre cepillo su cabello cobrizo y le limpio las lágrimas -sería su última visión muy alegre y bella.

Ted asintió y abrazando a su madre una vez más la tomo por el hombro y salio con ella a dónde los esperaban.

La mirada inexpresiva de su padre era el reflejo perfecto de cuanto le afectaba este suceso. Mirando como el cementerio se extendía en toda su longitud con cientos de sepulcros y tumbas donde reposaban los muertos. Seres queridos que jamás volverían.
- Auch - oyó el quejido lastimero tras de él. El vestido negro le quedaba largo ocultando los hematomas de su cuerpo que aún estaba adolorido.

Ted tomó su mano y cogiendola del brazo hizo que se apoyará en el.

- Debiste quedarte en el hospital. - le reprendió Ted. - aún estás débil y adolorida.

- No podía dejar pasar esto Ted. - Phoebe le respondió con una voz simple no con su habitual actitud risueña. - la abuela era demasiado importante para mi y para ti. Aun me cuesta creerlo o aún asimilar el hecho de que ya no estará cuando la necesite.

Pequeñas lágrimas de dolor salieron por sus órbitas marrones mojando su rostro y goteando por su cuello buscando la salida a sus penas. Al igual que todos.

Las palabras que se dedicaron como un ultimo adiós a Grace Trevelyan Grey. Quién no murió por causas naturales quien fue asesinada por una psicópata y loca chica, que huyó y que andaba suelta por la ciudad al igual que su ex mejor amigo Oliver.

La Maldición de los GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora