Capitulo 1

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—¿Has hablado ya con ella?

—¿Mm? —Taylor Swift continuó trabajando en su mesa de dibujo, dividiendo el papel diligentemente con la habilidad que daba la costumbre—. ¿Con quién tengo que hablar?

Se oyó un largo resoplido que obligó a Tay a morderse los labios para no sonreír. Conocía bien a su vecina Blake y sabía perfectamente quién era ese «ella».

—Blake: De la guapísima mujer misteriosa del 3B. Vamos, Tay, ya hace una semana que se mudó aquí y aún no ha hablado con nadie. Tú vives justo enfrente de ella. Necesitamos algunos detalles.

—Tay: He estado bastante ocupada —levantó la mirada brevemente hacia Blake, que no dejaba de caminar por el estudio—. Ni siquiera me he fijado en ella.

La primera respuesta de Blake fue resoplar de nuevo.

—Blake: Eso es imposible. Tú te fijas en todo.

Blake se acercó a la mesa de dibujo, se asomó por encima del hombro de Taylor y arrugó la nariz. No había mucho que ver, sólo unas líneas azules; le gustaba más cuando Taylor comenzaba a dibujar en las diferentes cuadrículas.

—Blake: Ni siquiera ha puesto el nombre en el buzón y nadie la ve salir nunca durante el día. Ni siquiera la señora Julia y es imposible esquivarla.

—Taylor: A lo mejor es un vampiro.

—Blake: Vaya, como el de la película... —apretó los labios, intrigada con la idea— Sería increíble, ¿verdad?

—Taylor: Demasiado increíble —murmuró antes de volver a concentrarse en el dibujo, mientras su vecina seguía yendo de un lado a otro y hablando sin parar.

A Taylor no le molestaba tener compañía mientras trabajaba; de hecho le gustaba. Nunca sentía necesidad de aislarse, por eso estaba tan contenta de vivir en Nueva York, en un pequeño edificio, rodeada de vecinos ruidosos.

Y no sólo era algo que le satisfacía en el aspecto personal, también le resultaba muy provechoso para su trabajo.

De todos los ocupantes del antiguo almacén convertido en viviendas, Blake era la preferida de Taylor.

Tres años antes, cuando Taylor se había trasladado allí, Blake era una recién casada llena de energía, que tenía la firme convicción de que todo el mundo debía encontrar la felicidad que ella disfrutaba.

Lo que quería decir, según intuía Taylor, que todo el mundo debía casarse.

El nacimiento de la adorable James, ya de ocho meses, no había hecho más que reafirmar a Blake en sus ideas. Y Taylor sabía que era el primer objetivo de su vecina.

—Blake: ¿Ni siquiera te has cruzado con ella en el pasillo? —le preguntó.

—Tay: No, todavía no —se llevó el lápiz a los labios —La verdad es que creo que la señora Julia está perdiendo facultades porque yo sí la he visto durante el día... lo que desmonta la teoría de que sea un vampiro.

—Blake: ¿La has visto? —preguntó rápidamente—. ¿Cuándo? —Acercó un taburete para sentarse a su lado—. ¿Dónde? ¿Cómo?

—Blake: ¿Cuándo? Al amanecer. ¿Dónde? Saliendo hacia la avenida Grand. ¿Cómo? Tenía insomnio —dejándose llevar por el espíritu de Blake, Taylor giró el taburete y miró a su vecina con una sonrisa en los labios—. Me desperté muy temprano y no podía dejar de pensar en los pasteles que habían quedado de la fiesta de la otra noche.

—Blake: Eran explosivos —recordó.

—Tay: Sí, me di cuenta de que no iba a poder volver a dormir, así que vine a trabajar un poco. Antes de sentarme a la mesa miré por la ventana y entonces la vi salir. Debe de medir casi un metro noventa y tiene unos hombros...

Una Vecina PerfectaWhere stories live. Discover now