Capítulo 5

72 7 0
                                    

Taylor dio otro trago con gesto pensativo, tenía que meditar bien cómo actuar. No tenía la menor duda de que sabía cuidarse en las calles de Nueva York o de cualquier otro lugar, pero Gigi era mucho más grande que ella y, como muy bien le había recordado, se trataba de su local y de su hombre. Sería mejor no hacerla enfadar.

—Tay: Es muy atractiva —admitió con relajación—. Resulta difícil no mirarla, así que, si te parece bien, seguiré haciéndolo. No creo que vaya a mirarme siquiera teniendo a una mujer como tú cerca.

Gigi se echó a reír de nuevo.

—Gigi: Parece que sí que sabes cuidarte sólita. Eres una chica lista.

Taylor se rió también.

—Taylor: Sí que lo soy, sí. Y de verdad me gusta mucho tu local. ¿Cuánto tiempo hace que lo tienes?

—Gigi: Dos años.

—Tay: ¿Y antes de eso?

—Gi: Vivía en Nueva Orleans.

—Tay: Mi madre se crió allí.

—Gi: No conozco a ningún Swift. ¿Cuál era el apellido de soltera de tu madre?

—Tay: Finlay.

—Gi: Conozco muchos Finlay. ¿Eres familia de la señorita Adelaide?

—Tay: Es mi tía abuela.

—Gi: Una gran dama. ¿Así que eres una Finaly? ¿Y quién es tu madre?

—Tay: Andrea Finlay Swift, la pintora.

Gigi dejó el vaso sobre la mesa con una sonora carcajada.

—Gi: La hija de Andre en mi local. El mundo es increíble.

—Tay: ¿Conoces a mi madre?

—Gi: Mi madre le limpiaba la casa a tu abuela, querida.

—Tay: ¿Mazie? ¿Eres la hija de Mazie? —impulsada por ese vínculo inmediato, Taylor le agarró la mano a Gigi—. Mi madre hablaba de Mazie todo el tiempo. Fuimos a visitarla una vez cuando yo era niña. Me acuerdo de que mi padre le hizo un dibujo.

—Gi: Lo puso en el salón, estaba muy orgullosa de él. Yo estaba en la ciudad cuando vino tu familia. Estaba trabajando, pero mi madre estuvo semanas hablando de su visita. Siempre quiso mucho a la señorita Andre.

—Tay: Verás cuando le diga que te he conocido. ¿Qué tal está tu madre, Gigi?

—Gi: Murió el año pasado.

—Tay: Vaya —le puso también la otra mano sobre la suya—. Lo siento mucho.

—Gi: Tuvo una vida estupenda y murió mientras dormía, así que supongo que también tuvo una buena muerte. Tus padres vinieron al funeral. Vienes de una gran familia, pequeña Tay.

—Tay: Lo sé. Tú también.

Karlie no comprendía nada. Allí estaba Gigi, la persona más sensata que conocía, charlando y abrazándose con esa loca como si fueran viejas amigas. Compartiendo whisky y risas y agarrándose de las manos como solían hacer las mujeres.

Durante más de una hora estuvieron cotorreando animadamente.

Taylr hablaba y gesticulaba con las manos mientras Gigi soltaba una carcajada tras otra o meneaba la cabeza con incredulidad.

—Karlie: Mira a esas dos, Zayn —le dijo al pianista.

Zayn dejó de tocar para encenderse un cigarrillo.

—Zayn: Parecen dos gallinas. Esa chica es muy guapa, amiga. Tiene chispa.

—Karlie: A mí no me gusta la chispa —farfulló. Se le habían quitado las ganas de tocar, así que guardó el saxo en su funda—. Hasta la próxima.

Una Vecina PerfectaWhere stories live. Discover now