Capítulo 10

61 8 1
                                    

—Tay: Lo he pasado muy bien —dijo cuando volvían caminando hacia el edificio. Se había agarrado a su brazo.

—Tay: Ha sido mucho más divertido que pasarse la noche entera tratando de que Johnny no me meta la mano bajo la falda.

Por algún motivo, la idea le resultó tremendamente irritante. Y tubo ganas de decirle una cuantas cosas a ese tipo.

—Kar: No llevas falda.

—Tay: Claro, porque no estaba segura de poder escapar de la cita con Johnny y decidí poner en marcha un sistema de defensa.

Lo cierto era que los pantalones anchos de color azafrán que llevaba resultaban mucho más sexys que defensivos.

—Kar: ¿Y por qué no tumbas a Johnny igual que hiciste la otra noche con el atracador?

—Tay: Porque la señora Julia lo adora y no podría decirle que su adorado sobrino es como un pulpo.

—Kar: Me parece que te dejas mangonear con mucha facilidad.

—Tay: No es cierto.

—Kar. ¿No? —preguntó espontáneamente, antes de darse cuenta de que se estaba metiendo de lleno en su juego—. ¿Entonces por qué dejas que tu amiga Bia...

—Lali: Blake.

—Kar: Bueno... Blake te mete en la encerrona de tener que salir con su primo, la señora de abajo con su sobrino y Dios sabe cuántos amigos más tendrás con parientes insoportables. Y tú te dejas llevar porque eres incapaz de negarte.

—Tay: Lo hacen con buena intención.

—Kar: Se están entrometiendo en tu vida, da igual con qué intención lo hagan.

—Tay: No sé —dijo con un suspiro y se quedó pensativa unos segundos—. Mira mi abuelo, por ejemplo. Bueno, en realidad no es mi abuelo, es el suegro de la hermana de mi padre. Y mi madre es prima de las respectivas parejas de sus dos hijos. Es un poco complicado.

—Kar: Sí que lo es, sí.

—Tay: Lo sé, pero ésa es la relación que hay. Mi tía Shelby se casó con su hijo, Alan Miller, a lo mejor has oído hablar de él. Solía vivir en la Casa Blanca.

—Kar: El nombre me suena.

—Tay: Y mi madre, Andrea Swift es prima de Justin y Diana Blade, los dos hermanos que se casaron con Serena y Caine, los otros dos hijos de Jasper y Anna. Por eso Jasper y Anna son como mis abuelos. ¿Me sigues?

—Kar: Perfectamente, pero ya se me ha olvidado por qué has empezado a contarme todo eso.

—Tay: A mí también —dijo riéndose y, al hacerlo, se tambaleó un poco y tuvo que agarrarse a él con más fuerza—. Creo que he bebido demasiado vino —explicó—. A ver... ¡Ya me acuerdo! Estábamos hablando de entrometerse en las vidas de otros, un ejercicio en el que mi abuelo, Jasper Miller, es el verdadero rey. Como casamentero no tiene rival. Te lo prometo, Karlie, ese hombre es una especie de mago. Tengo... —hizo una pausa para contar con los dedos—. Creo que ya son siete los primos a los que ha conseguido casar. Es increíble.

—Kar: ¿Cómo que los ha casado?

—Tay: No me preguntes cómo lo hace, pero siempre encuentra la persona perfecta, después deja que la naturaleza actúe y, antes de que se den cuenta, empiezan a sonar campanas de boda. Acabo de enterarme de que mi primo y su esposa están esperando su primer hijo. Se casaron el otoño pasado.

—Kar: ¿Y nadie le dice que se meta en sus asuntos?

—Tay: Claro que se lo dicen, constantemente. Pero él no hace ni caso. Supongo que pronto se encargará de Martha o de mi hermano Austin.

Una Vecina PerfectaWhere stories live. Discover now