—Austin: Me gusta tu amiga.
Austin estiró cómodamente las piernas y tomó un sorbo del coñac que Taylor había abierto en su honor.
—Tay: Me alegro porque a mí también.
—Aus: Aunque es un poco seria para ti.
—Tay: Bueno, está bien conocer a alguien diferente de vez en cuando.
—Aus: ¿Es eso lo que es? —le preguntó en tono más serio, en cuanto Taylor se sentó a su lado en el sofá— ¿Nos les ha faltado tiempo para besarse en cuanto subí a llamar por teléfono?
—Tay: ¿Estabas espiándonos? —le preguntó ella con una sonrisa.
—Austin: No. Simplemente dio la casualidad de que miré hacia abajo en el momento justo. Como además más de una vez lo he visto mirarte como si fueras más deliciosa que tu pastel de pollo, que por cierto estaba increíble, sólo he tenido que sumar dos y dos.
—Tay: Siempre has sido muy listo, Austin. Supongo que será mejor que te lo diga sin rodeos, puesto que estás tan entrometido, Karlie y yo estamos juntas.
—Aus: Te acuestas con ella.
Taylor abrió los ojos de par en par con deliberada exageración.
—Taylor: Por Dios, no, sólo vamos a ser compañeras de canasta. Somos conscientes de que es un compromiso muy serio, pero podremos hacerle frente.
—Aus: Tú también eres muy lista, hermanita —protestó.
—Tay: Así es como me gano la vida.
—Aus: Y supongo que Kloss es la malhumorada Elizabeth de Alison.
—Tay: No pude resistirme.
Después de sólo unos segundos de silencio, Austin se volvió a mirarla fijamente.
—Aus: Alison cree haberse enamorado de ella.
Tay también hizo una breve pausa antes de negar con la cabeza.
—Tay: Alisom es como un personaje de cómic que hace más o menos lo que yo le digo. Pero no soy yo.
—Aus: Sin embargo tiene mucho de ti.
—Tay: Sí, por eso me gusta tanto —bromeó.
Pero Austin siguió frunciendo el ceño.
—Aus: Escucha, Tay, no quiero meterme en tu vida, pero sigo siendo tu hermano.
—Tay: Y lo haces muy bien, Austin—se acercó a darle un beso en la mejilla—. No tienes por qué preocuparte; Karlie no se está aprovechando de tu hermanita —le quitó la copa de coñac y le dio un sorbo antes de devolvérsela—. En realidad fui yo la que se aprovechó de ella. Le hice galletas y desde entonces es mi esclava sexual.
—Austin: Bueno, hermanita, no quiero los detalles —se levantó del sofá con evidente incomodidad.
—Tay: Vaya, yo estaba deseando compartirlos contigo, especialmente los vídeos caseros.
—Aus: Cállate, Taylor—había conseguido ruborizarlo—. Sé que eres una mujer adulta y atractiva a pesar de esa nariz.
—Tay: ¡Ah! Tengo una nariz muy bonita —aseguró.
—Aus: Nos hemos esforzado mucho en hacerte creer eso y parece que has superado tal deformidad.
Taylor no pudo por menos de echarse a reír.
—Aus: Lo único que quiero decirte es que tengas cuidado —concluyó con más seriedad.
Taylor fue junto a él y le dio otro beso en la mejilla.
—Tay: Te quiero mucho, hermanito. A pesar de ese molesto tic que tienes.
—Aus: Yo no tengo ningún tic.
—Tay: Nos hemos esforzado mucho en hacerte creer eso —ambos se echaron a reír al unísono y se dieron un fuerte abrazo—. Me alegro mucho de que estés aquí. ¿No puedes quedarte unos días más?
—Aus: Le he prometido a los abuelos que iría a verlos a Hyannis. ¿Por qué no vienes conmigo? Se alegrarán mucho de verte. Además así nos daremos apoyo mutuo cuando el abuelo Jasper empiece con eso de que ya es hora de que formemos una familia.
—Tay: La verdad es que últimamente me llama mucho —consideró la idea de tomarse unos días libres—. Tengo varias tiras preparadas por adelantado, así que supongo que podría hacerlo. Pero pasado mañana tengo una reunión a la que no puedo faltar.
—Austin: Ven después —la observó detenidamente mientras ella barajaba las posibilidades—. Puedes decirle a tu esclava sexual que venga contigo. Podemos echar unas partidas de canasta.
—Tay: No es mala idea —murmuró—. Se lo preguntaré. En cualquier caso, yo voy.
—Aus: Estupendo —y esperaba que fuera también Karlie, sería divertido ver si pasaba las pruebas de el abuelo Jasper.
