Capítulo 21

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A Taylor se le pasó por la cabeza que parecía mentira tener tanto calor en una fresca noche de abril como aquélla.

—Tay: Siento no haber sido más clara en la nota. Tenía muchas cosas en la cabeza —se volvió a mirarlo con deleite—. Y todas relacionadas contigo.

—kar: La verdad es que me puso de muy mal humor —admitió sin el menor esfuerzo.

—tay: Perdóname, pero debo decir que me resulta muy halagador. Cuando llamé a tu puerta y vi que no estabas, tuve más o menos la misma reacción. Me había pasado mucho tiempo preparándome para ti. Ahora puedes sentirte halagada.

—kar: Debe de haberte costado mucho enfundarte ese vestido.

—tay: Y no sólo eso —se concentró para controlar los latidos de su corazón, pero cuando se detuvieron frente a la puerta del edificio, volvió a acelerarse—. He preparado la cena.

—Kar: ¿Sí? —no sólo estaba halagada, también estaba increíblemente excitada. Y conmovida.

—Tay: Una cena magnífica, aunque está mal que yo lo diga —añadió al tiempo que entraban en el edificio y se dirigían hacia el ascensor— Con un delicioso vino blanco y una botella de champán que he pensado que podríamos disfrutar... en la cama.

Ya dentro del ascensor, Karlie se esforzó para no tocarla, pues sabía que si lo hacía, no saldrían de allí.

—Kar: ¿Hay algo más que daba saber sobre tus planes?

—tay: Ya lo irás descubriendo —salió del ascensor y se dirigió hacia la puerta lanzándole una de esas miradas suyas que una persona  no podía dejar de seguir.

—kar: ¿La llave?

Sin apartar los ojos de ella, taylor deslizó un dedo por el amplio escote del vestido y fingió estar buscando la llave.

—Tay: Vaya, no consigo encontrarla —dijo disfrutando del modo en que Karlie seguía su mano con la mirada—. Creo que vas a tener que ayudarme.

Karlie descubrió algo que podría interesar a la comunidad médica, se podía seguir consciente aun sin sangre en la cabeza.

Pasó la mano suavemente por el borde del vestido provocándole un escalofrío. Después coló un dedo por debajo de la tela y le acarició el pecho. Vio cómo ella cerraba los ojos en el momento en que le rozó el pezón.

—Tay: Me parece que eres tú el que ha estado practicando —consiguió decir ella con la respiración entrecortada.

—Kar: Voy improvisando sobre la marcha.

—Tay: No vayas a parar por mí.

No tenía intención de hacerlo.

—kar: Me parece que la he encontrado —susurró sacando la llave del escote.

—tay: Sabía que podía contar contigo.

Introdujo la llave en el cerrojo y abrió la puerta para que Taylor pudiera pasar.

Una vez dentro la agarró de las caderas y siguió caminando hacia la escalera.

—Tay: ¿Y la cena? —preguntó ella, avanzando de espaldas.

—Karlie : Puede esperar —descolgó el teléfono al pasar.

—Taylor: ¿El vino?

—Kar: Después. Mucho después.

Taylor comenzó a subir los escalones con las piernas temblorosas, pero agarrándose a sus hombros.

—Kar: Pídeme que te toque.

Una Vecina PerfectaWhere stories live. Discover now