Capítulo 37

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Taylor apretó tanto el lápiz que le rompió la punta.

—Tay: Si eso es lo que has venido a decirme, ya lo has hecho. Ahora ya puedes marcharte.

—Kar: No, no es eso, pero quiero pedirte disculpas y decirte que me alegro por ti.

—Tay: ¡Bieeeen!

Parecía que, después de todo, Taylor sí podía ser cruel cuando alguien lo merecía.

—Kar: Todo lo que me dijiste la noche que me echaste de tu casa es cierto. Dejé que algo que pasó hace mucho tiempo me afectara más de la cuenta y lo utilicé para apartarme de lo mejor que me ha pasado en toda la vida.

Taylor no pudo seguir mirando el bloc por más tiempo y levantó la vista hacia ella.

Karlie vio la compasión en sus ojos y se sintió con fuerzas para continuar.

—Karlie: Yo amaba a Toni, pero lo que sentía por ella no es ni la sombra de lo que siento por ti. Lo que siento cuando pienso en ti o cuando te miro me abruma, es tan fuerte que me duele y al mismo tiempo me llena de esperanza.

Taylor trató de decir algo, pero le temblaban los labios y el corazón estaba a punto de escapársele del pecho.

—Taylor: ¿De esperanza de qué? —consiguió decir.

—Karlie: De que se obre un milagro. Sé que te hice daño y no tengo excusa para hacer lo que hice —hablaba con rapidez por miedo a que le dijera que no hacía falta que continuara, que ya era demasiado tarde—. Te ataqué cuando pensé que podrías estar embarazada porque estaba enfadada consigo misma porque una parte de mí pensó que si tenía un hijo contigo, podría quedarme a tu lado. No tendría que perderte.

Taylor lo miró con los ojos abiertos de par en par.

—Kar: Sabía que tú no querías casarte, pero pensé que si estabas embarazada, no te importaría hacerlo.

—Tay: ¿Que no me importaría? —fue todo lo que pudo decir. Se puso en pie mientras se preguntaba cómo era posible que las cosas hubieran cambiado tanto.

—Kar: No es excusa, pero tienes derecho a saber que nunca pensé que quisieras engañarme. Taylor l, yo nunca he conocido a nadie menos calculador que tú; eres la mujer más generosa y alegre del mundo. Conocerte ha llenado mi vida de felicidad en un momento en el que creía haber olvidado cómo ser feliz. Te amo con todo mi corazón. Dijiste que me querías y también dijiste que tú nunca mientes.

—Tay: No —al mirarla vio el cansancio que había en sus ojos y la tensión que arrugaba su rostro, una tensión que deseaba hacer desaparecer con caricias—. Yo no miento.

—Kar: Te necesito mucho más de lo que puedas necesitarme tú a mí porque sé que podrás olvidarme y seguir con tu vida. Eres una mujer fuerte y llena de energía; nada te detendrá para llegar donde desees. Me olvidarás y mi recuerdo no te impedirá ser feliz. Pero yo... —continuó con desesperación—. Jamás podré olvidarte. Nunca dejaré de amarte y de lamentar todos los errores que he cometido contigo. Si me pides que me vaya, me iré —bajó la cabeza hasta apoyar la frente en la de ella—. Pero por favor, no me lo pidas.

—Tay: ¿De verdad crees eso? —le preguntó con voz tranquila—. ¿Realmente crees que podría olvidarte? ¿Por qué iba a pedirte que te fueras si lo que más deseo en el mundo es que te quedes a mi lado?

Karlie sintió cómo el aire salía de sus pulmones con alivio y todo su cuerpo se estremecía al oír aquellas palabras.

—Tay: Yo también te necesito —añadió dejando que karlie la estrechara en sus brazos.

—Kar: Dios, Tay—se apartó sólo lo necesario para mirarla a los ojos—. Pensé que te había perdido. No puedo...

La besó en la boca, pretendía hacerlo suavemente, pero la emoción se apoderó de ella con la misma fuerza con la que el mar golpeaba el acantilado sobre el que se encontraban. Cuando se separaron, Taylor tenía los ojos llenos de lágrimas.

—Kar: No llores.

—Taylor: Vas a tener que acostumbrarte a verme llorar. Los Swift somos muy sentimentales.

—Karlie: No es eso lo que me ha parecido tu padre. Creo que quiere hacerme pedacitos.

—Tay: Te perdonará en cuanto vea lo feliz que me haces —aseguró con una deliciosa carcajada—. Mis padres te van a adorar, Kar. Primero porque yo te quiero y segundo por ser como eres.

—Kar: ¿Grosera y malhumorada?

—Tay: Sí —volvió a echarse a reír mientras comenzaban a caminar cogidos de la mano—. Aquí es donde se conocieron mis padres. Mi padre vivía como un ermitaño en el faro y apareció una mujer que lo distrajo de su trabajo —lo miró de reojo antes de añadir—. Mi padre es grosero y malhumorado.

—Kar: Debe de ser un hombre encantador y muy sensible —dijo ella riéndose, al tiempo que se llevaba su mano a los labios para besarla— Taylor, ¿querrás venir a Newport conmigo a conocer a mi familia?

—Tay: Claro —sintió su intensa mirada sobre ella y lo miró de frente—. ¿Qué?

Karlie se detuvo para hablar.

—Kar: Sé que no quieres casarte ni vivir en una casa en mitad del campo y no espero que... aunque te encantaría mi casa —aseguró en mitad del discurso—. No espero que cambies tu vida por mí, pero si más adelante, en algún momento, decides que quieres casarte conmigo y que formemos una familia, ¿me lo dirás?

El corazón le dio un vuelco dentro del pecho, pero se limitó a decir:

—Taylor: Serás la primero en saberlo.

Karlie se dijo así mismo que debía sentirse satisfecho con eso y siguió caminando.

—Kar: Muy bien.

Sólo un segundo después, fue ella la que se detuvo.

—Tay: Karlie.

—Kar: ¿Sí?

—Tay: Quiero casarme contigo y que formemos una familia juntas —anunció con una sonrisa que le habría iluminado el alma a cualquiera.

No pudo esperar a estrecharla en sus brazos y besarla de nuevo.

—Kar: ¿Por qué has tenido que hacerme esperar tanto tiempo?

Taylor se echó a reír mientras dejaba que karlie la levantara del suelo y se pusiera a dar vueltas de alegría.

-FIN-

Una Vecina PerfectaWhere stories live. Discover now