...2.

715 30 0
                                    

2. Una nave pirata espiada por Ayrton

No cabía duda alguna sobre las intenciones de los piratas: habían echado el ancla a corta distancia de la isla y era evidente que, a la mañana siguiente, por medio de sus canoas, desembarcarían en la playa.

Ciro Smith y sus compañeros estaban preparados a defenderse, pero, por resueltos que fuesen, no debían olvidar la prudencia. Quizá su presencia podía ocultarse en el caso que los piratas se contentaran con desembarcar en el litoral sin penetrar en el interior de la isla. Podía creerse que no tuviesen otro proyecto que hacer aguada en el río de la Merced y no era imposible que el puente, situado a milla y media de la desembocadura, y los arreglos de las chimeneas, escaparan a sus miradas.

Pero ¿por qué estaba arbolado el pabellón en la cangreja del brick?

¿Por qué se había disparado aquel cañonazo? Pura baladronada, al menos que no fuera el indicio de una toma de posesión. Ciro Smith sabía ya que el navío estaba

formidablemente armado. Ahora bien, para responder al cañón de los piratas, ¿qué tenían los colonos de la isla Lincoln? Algunos fusiles.

-Sin embargo -observó Ciro Smith-, estamos en una situación inexpugnable. El enemigo no podrá descubrir el orificio de desagüe ahora que está oculto bajo las cañas y las hierbas, y, por consiguiente, le es imposible penetrar en el Palacio de granito.

-¡Pero nuestras plantaciones, nuestra dehesa, nuestro corral, todo, en fin! -exclamó

Pencroff, dando una patada-. Todo pueden arrancarlo y destruirlo en pocas horas.

-Todo, Pencroff -contestó Ciro Smith-, y no tenemos ningún medio para impedírselo.

-¿Son muchos? Esta es la cuestión -dijo entonces el periodista-. Si son una docena, podemos contenerlos, pero si son cuarenta, cincuenta, más tal vez...

-Señor Smith -dijo entonces Ayrton, que se adelantó hacia el ingeniero-, ¿quiere concederme un permiso?

-¿Cuál, amigo mío?

-Ir hasta el buque para enterarme de la fuerza de la tripulación.

-Pero, Ayrton... -contestó vacilando el ingeniero-, arriesga su vida...

La isla MisteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora