12. Jup lucha como uno más. Prueba del barco construido
Aquella tarde volvieron los cazadores, que habían hecho muy buena caza, y venían cargados, es decir, con la carga que podían buenamente llevar cuatro hombres. Top traía una ristra de cercetas alrededor del cuello, y Jup, un cinturón de gallinetas de agua alrededor de su cuerpo.
-Aquí tenemos, amo -exclamó Nab-, entretenimiento para algún tiempo: conservas, pasteles, agradable reserva, pero alguien me tiene que ayudar. ¿Cuento contigo, Pencroff?
-No, Nab -contestó el marino-; el aparejo del barco me reclama y por ahora tendrás que pasarte sin mi ayuda.
-¿Y usted, señor Harbert?
-Yo mañana tengo que ir a la dehesa -contestó el joven.
-Entonces me ayudará el señor Spilett.
-Por complacerte, Nab -repuso el periodista--; pero te prevengo que, si me descubres tus recetas, las voy a publicar.
-Como usted guste, señor Spilett -respondió Nab-; como usted guste.
Y así fue como al día siguiente Gedeón Spilett se convirtió en ayudante de cocina de Nab y quedó instalado en su laboratorio culinario. Pero antes el ingeniero le había manifestado el resultado de la expedición del pozo realizada la víspera y sobre este punto el corresponsal fue de la misma opinión de Ciro: "que, aunque nada había encontrado, quedaba, sin embargo, un secreto".
Los fríos continuaron todavía durante una semana, y los colonos abandonaron el Palacio de granito sólo para cuidar el corral. La vivienda estaba perfumada con los olores que exhalaban las sabias manipulaciones de Nab y del corresponsal, pero no todo el producto de la caza del pantano se transformó en conserva. Aquel frío intenso conservaba perfectamente la carne: se comieron patos silvestres y otras carnes frescas y se declararon superiores a todos los animales acuáticos del mundo conocido.
Durante aquella semana, Pencroff, ayudado por Harbert, que manejaba hábilmente la aguja del velero, trabajó con tal ardor, que quedaron terminadas las velas de la embarcación.
ESTÁS LEYENDO
La isla Misteriosa
ClassicsLa isla misteriosa de Julio Verne DERECHOS RESERVADOS AL AUTOR JULIO VERNE YO SOLO SUBI LA HISTORIA