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5. ¿Presencia de un ser extraordinario? Prueban las baterías

Todo se explicaba por la explosión submarina de aquel torpedo. Ciro Smith, que durante la guerra de la Unión había tenido ocasión de experimentar esas terribles

máquinas de destrucción, no podía engañarse. Bajo la acción de aquel cilindro cargado de una sustancia explosiva, nitroglicerina, picrato u otra materia de la misma naturaleza, se había levantado el agua del canal como una tromba, y el brick, como herido por un rayo en sus fondos, se había ido a pique; por eso había sido imposible ponerlo a flote: grandes eran los deterioros que había sufrido el casco. El Speedy no había podido resistir un torpedo que habría destruido una fragata acorazada con la misma facilidad que un simple barco de pesca.

Todo se explicaba... excepto la existencia de aquel torpedo en las aguas del canal.

-Amigos míos -dijo entonces Ciro Smith-, no podemos poner en duda la existencia de un ser misterioso, de un náufrago como nosotros, quizá, abandonado en nuestra isla, y hay que poner a Ayrton al corriente de lo que ha pasado aquí de extraordinario desde hace dos años. ¿Quién es ese bienhechor desconocido, cuya intervención tan feliz se ha manifestado en muchas circunstancias? No puedo imaginarlo. ¿Qué interés tiene para obrar así y ocultarse después de tantos servicios como nos ha prestado? No puedo comprenderlo. Pero esos servicios no son menos reales de aquellos que sólo puede prestar un hombre que disponga de un poder prodigioso. Ayrton tiene que darle las gracias como nosotros, porque si ese desconocido me ha salvado de las olas después de la caída del globo, él también, sin duda, escribió el documento y puso aquella botella en el camino del canal, dándonos a conocer la situación de nuestro compañero. Añadiré que esa caja tan bien provista de todo lo que nos faltaba, él la ha conducido y puesto en la punta del Pecio; aquel fuego encendido en las alturas de la isla y que os permitió llegar a ella, él lo encendió; aquel perdigón hallado en el cuerpo del saíno había salido de un tiro de fusil disparado por él; ese torpedo que ha destruido el brick, él lo puso en el canal; en una palabra, que todos estos hechos inexplicables son debidos a ese ser misterioso. Así, pues, quienquiera que sea, náufrago o desterrado en esta isla, seríamos ingratos si nos creyéramos desligados de todo reconocimiento para con él. Hemos contraído una deuda y tengo la esperanza de que la pagaremos un día.

-Tiene razón de hablar así, querido Ciro -dijo Gedeón Spilett-. Sí, hay un ser casi omnipotente oculto en alguna parte de la isla, cuya influencia ha sido singularmente útil para nuestra colonia. Añadiré que ese desconocido me parece que dispone de medios de acción que tienen algo de sobrenaturales, si fuese aceptable lo sobrenatural

La isla MisteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora