Esta triste vida

1.3K 100 5
                                    



Dos días habían pasado desde que la guerra había empezado, las cosas habían estado algo tensas pero encontrábamos el modo de reír un poco durante el proceso.

Estábamos Carl y yo acostados en mi celda, nos mirábamos sin decir nada, era como si una mirada dijera mil palabras.

—Lindo collar—habló por primera vez desde que había venido a despertarme a mi celda.

—Mamá me lo dio el día que tu papá fue con el gobernador—le expliqué y este tomó la piedra lunar en sus manos.

—El plateado hace resaltar tu piel pálida hoyuelos—dijo levantándose.

—Gracias pecas—imite su acción para poder cambiarme mi pijama que consistía en un short afelpado y una camiseta grande y unos calcetines largos.

—Te ves graciosa, iré a ver cómo está Judy, no tardes— me dio un beso en la mejilla antes de irse.

Me puse unos pantalones negros con una blusa gris de mangas, junto a un suéter que le robé a James, finalice poniéndome mis botas y me puse mi cinturón y tomé mi carcaj junto a mi arco y salí de la celda para ir a comer la avena que ya me esperaba en la mesa.

La comí rápido y salí al patio donde Maggie, Beth y Carl tomaban ollas y cucharones para atraer a los caminantes. Tome una olla y un cucharón; seguí a las hermanas y al pecoso y pronto nos pusimos a llamar la atención de los caminantes.

Michonne, Glenn y papá trataban de eliminar caminantes de a poco, cuando terminamos continuamos haciendo tareas, ayudaba a mamá a ordenar todas las latas y botellas de comida que teníamos, racionaba la leche de Judy mientras tarareaba una canción. Una mano en mi hombro me hizo sobresaltar.

—Renacuajo, ven por favor—me abrazo Merle mientras respiraba mi cabello—¿Sabes que te adoro y que eres la hija que jamás pude tener verdad y que haría cualquier cosa para protegerte?—me miró a los ojos y arrugue la nariz extrañada por su actitud tan afectuosa.

—Lo sé, ¿a qué viene todo eso?—pregunté y este volvió a abrazarme.

—Siento hacerte fallado tantas veces—me miró con los ojos brillosos y se fue dejándome intrigada. Me quedé parada sin moverme, no supe cuánto tiempo fue.

—Lexie, ¿has visto a tu tío?—me preguntó Rick llegando a mi lado.

—Se acaba de ir—lo vi resoplar y caminar al patio—¿Qué sucede?—le pregunté alarmada una vez que comenzó a buscar a mi papá.

Una vez que ambos estuvieron juntos me explicaron del trato, me quedé inmóvil pensando en todo. Merle no se despediría hacia a no ser de qué...

—No la va a entregar—hablé ganándome la mirada de los dos hombres—Vino conmigo y se despidió, me pidió perdón por fallar como tío, mencionó que era la hija que él jamás pudo tener—comencé a asustarme una vez que entendía lo que iba a hacer—Se sacrificará, tratará de hacer su última voluntad—exclamé entendiendo su plan.

—Iré por ellos, no vamos a perder a nadie—habló claro mi papá.

—Iré contigo, no me interesa lo que digas—declaré y este no tuvo opción que asentir, nos preparamos para ir tras él.

Salimos sin que nadie se diera cuenta, seguíamos el rastro que habían dejado, papá conocía el camino al punto de encuentro, caminamos en silencio, hasta que decidí romperlo.

—Merle me contó sobré Amelia—escuché que suspiró—Papá...Yo sé que la amabas pero ¿porque seguías con ella a pesar de que te engañaba?—le pregunté.

—Ella me amo sin importar mí pasado, no siempre fue así, al principio solo tenía ojos para mí. Pero con el tiempo se volvió fría, poco después de que naciste apenas me volteaba a ver—su voz se rompió por un momento—Te culpaba por arruinar su cuerpo, ella amaba que otros hombres la miraran, le gustaba saber que muchos la deseaban—soltó con enojo—Un día me gritó que deseaba no haberme conocido, fue un día que llegue cansado de trabajar todo el día, estaba molesta porque estabas enferma y llorabas mucho—trago saliva—Todo había sido mentira, su amor por mi, creyó que por tenerme le daría droga todo el tiempo. Tu madre era una drogadicta, la obligue a cuidarse durante el embarazo—finalizó y pude ver a través de sus ojos lo lastimado que estaba.

—Papá...Lo siento tanto, no tenía idea de ello—lo abracé y este me apretó con fuerza.

—Eres lo más lindo que me pudo dejar, eres mi mayor anhelo—me acaricio la mejilla.

Después de eso continuamos caminando bajo un silencio cómodo, no nos habíamos topado con ningún caminante, fue así al rededor de unos 40 minutos hasta que nos topamos con Michonne y ahí fue cuando mis sospechas se confirmaron.

—Quédate con Michonne, yo iré solo—me pidió y asentí. Se fue corriendo y me quedé a lado de Michonne moviendo mi pie nerviosa.

—Merle en verdad te adora, jamás creí que ese hombre pudiera querer tanto a alguien más que a él mismo—me comentó.

—Lo siento, pero tengo que ir a ver a mi tío, necesito salvarlo, merece una oportunidad más—hable y esta no hizo nada por detenerme.

Corrí unos cuantos minutos en los cuales sentía como el aire frío entraba por mis pulmones y mis piernas comenzaban a doler por correr lo más rápido que estás me permitían. Cuando llegué papá me apunto con la ballesta y la bajo al ver que era yo.

—Te dije que te quedarás—me regañó.

—Lo sé, lo siento pero no podías impedir que salvara el trasero de mi tío—comencé a caminar a su lado.

Cuando estaba a punto de matar a un caminante me detuve al ver quién era. Papá comenzó a sollozar mientras yo me alejaba asustada.

Mentí.

Mentí al decir que ya no era la misma niña asustadiza. Me dejé caer al suelo cuando papá se abalanzó sobre el cuerpo de mi tío y ahogué un grito al ver como enterraba su cuchillo en su cabeza varias veces, estaba aterrada, estaba triste, estaba desilusionada, estaba llorando por mi pobre tío. Merle Dixon merecía una oportunidad más, como pude me levanté y dejé que mi papá se desahogara, comencé a caminar de regreso a la prisión.

Llegué más rápido de lo que esperaba, mis pies dolían y las lágrimas habían parado de caer por mis mejillas hacia un rato. Caminaba sin expresión, con los ojos solo mirando al frente, escuchaba los gruñidos de los caminantes que venían siguiéndome desde hace un rato, cuando divise la prisión sentí un nudo en la garganta.

¿Cómo iba a explicar que mi tío estaba muerto? Sollocé una última vez y me gire a los ocho caminantes que me seguían. Sentí como la ira se apoderaba de mí, desenfundé mi cuchillo y pateé una pierna del caminante más cercano y clavé mi cuchillo en su cráneo, eso hice con los otros seis. Cuando el último se me acercó me abalancé sobre él y comencé a clavar mi cuchillo en su cabeza justo como mi padre había hecho con la cabeza de mi tío.

Hasta que sentí unos brazos que me separaban del cuerpo putrefacto, me solté molesta para darme cuenta que eran los brazos de Rick. Este me miraba extrañado, venía acompañado de mi madre y esta me dio una mirada que jamás había visto. Parecía que no me reconocía, veía terror en sus ojos, en sus ojos pude ver mi reflejo, mi nariz roja con manchas de sangre en la ropa y en la cara.

Huí de ellos pues no quería preguntas y tampoco quería explicar la razón de mi estado. Entre a la prisión ignorando los gruñidos de los caminantes del campo, cuando los demás me vieron, sus semblantes cambiaron.

—Merle está muerto—declaré mientras caminaba hacia el pabellón dispuesta a no hablar con nadie.

Cuando entré al pabellón me dejé caer al suelo mientras me acostaba en posición fetal esperando que lo que acababa de pasar fuera un sueño.

Una pesadilla, una amarga y cruel pesadilla.







nooooo Merle murió sin que Lex se pudiera despedir
espero les guste
xoxo 💋

Invisible String Donde viven las historias. Descúbrelo ahora