Recuerda

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Nos quedamos afuera unos segundos, papá cazó una zarigüeya antes de entrar, cuando finalmente entramos sentía la mirada curiosa de algunas personas. Cerraron la valla, por la cual todavía se podía ver hacia afuera.

Un tipo, nos pidió que dejáramos nuestras armas, esa era la condición, dejar las armas para poder quedarnos, estuve apunto de oponerme cuando Rick me llamó.

—Lex...—dijo para mirar hacia atrás, cuando gire mi cabeza, vi un caminante, le lanzó la flecha antes de que cerraran la otra valla.

Aaron nos condujo a una casa, al parecer de la mujer que estaba a cargo, Rick fue el primero en ir a hablar con ella, cuando salió cada uno fue entrando a hablar con ella.

Cuando fue mi turno salí de los brazos de mi madre para caminar por la entrada, había un espejo donde pude ver la suciedad de mi cara, y lo delgada que me veía. Camine a la sala de estar donde un librero enorme llamó mi atención, camine emocionada a ver los libros sin percatarme de la mujer que estaba sentada frente a mi.

—Veo que te gustan los libros—su voz me hizo sobresaltar, haciéndome girar—¿Te molesta si filmo nuestra conversación?—me preguntó y negué—Mi nombre es Deanna Monroe—se presentó mientras yo me sentaba en el sillón.

—Lexie Dixon—hablé por primera vez.

—Así que tú eres Lexie, ya tenía ganas de conocerte, tus amigos...—comenzó pero la corregí.

—Mi familia—hable.

—Tu familia hablo mucho de ti y sobre cómo te preocupas por ellos—me miró—¿Cómo te volviste tan buena con el arco?—me preguntó.

—Mi papá me enseñó a cazar desde pequeña—me limité a responder pues no me sentía cómoda.

—Me han contado lo que has sufrido, sobre todo tu hermano James—me miró con algo de pena—Han comentado que te sacrificarías por cualquiera de ellos—dijo inclinándose un poco.

—Sacrificaría mi vida si eso asegurara que mi familia estaría segura por un tiempo—confesé mientras la miraba por primera vez a los ojos.

—Tus ojos, los he visto en otra parte—divagó un poco—Personas como tú son las que necesitamos en esta comunidad—habló entrelazando sus manos—Bien, puedo ver que no eres de mucha palabras, entiendo que te sientas incómoda con gente nueva, puedes regresar con tu gente, dile a tu madre que pase por favor—me pidió y salí observando todo.

—Mamá, quieren hablar contigo—le dije a mi madre mientras bajaba las escaleras de la casa.

Cuando todos finalmente hablaron con ella, una mujer rellena de lentes se acercó a nosotros con un carrito, donde teníamos que poner nuestras armas.

—Siguen siendo sus armas, pueden llevárselas cada vez que cruzan la muralla, peor aquí adentro las guardamos por seguridad—nos explicó y solo dejé mi arma en el carrito.

—No pienso dejar mi arco—dije rehusada a dejar mi arco en la armería.

—Lexie...—me advirtió Rick serio.

—Déjala, está bien, puedes conservar tu arco—me dijo mirándome.

Cuando terminaron de dejar todas las armas, sonreí al ver como Carol actuaba un poco torpe para ganarse a la gente. Acompañe a Carl y Rick a ver las casas con Aaron, nos dijo que teníamos dos para nosotros.

Entramos a la que nos dijo que era más bonita, en la entrada había marcos vacíos para poner fotos, exploramos la casa hasta que llegue a la cocina donde abrí el grifo, de este salió agua y no pude evitar emocionarme por poder tomar un baño.

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