CAPÍTULO VI

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ISA

Salgo rápidamente del restaurante, no quiero que me vean llorar. ¿Y por qué estoy llorando? Ni yo lo sé. Sólo sé que después de que Stefan prácticamente me rogara que me quede, me haya botado de esa forma, me duele. Y mucho.

Yo me extralimite, sí, pero lo que dije fue verdad y él lo sabe. Lo último que mencioné estuvo de más, aunque necesario. Total ya no lo volveré a ver.

Decidí tomar un taxi para llegar más rápido a casa. Ya ahí me recibe Scoo moviendo su cola de lado a lado. ¡Es tan lindo! Me agacho y lo llenó de besos.

Me quito los zapatos y me pongo mis pantuflas, me subo a la barra de la cocina y suspiro. Ya no veré a Micky. ¿Quién me hará travesuras? ¿Quién será el niño molesto que me hace reír? Lo extrañaré. Los extrañaré. Ya me había acostumbrado a verlos por la mañana, desayunar y almorzar con ellos, preparar a mi pequeño demonio para el colegio, las miradas penetrantes que me daba Stefan, la sonrisa que ponía cuando me saludaba cada mañana o cuando se burlaba de mí por no saber cómo utilizar bien la cafetera carísima que tiene.

Me siento mal, y para eso lo ideal es hacer un pie de manzana, así que bajo de la barra y sacó todo lo que utilizaré, me coloco mi delantal verde turquesa.

En aproximadamente 2 horas mi pie está listo para comer y cómo si fuera una bruja, mi anciana vecina viene a visitarme para reemplazar el almuerzo por el postre.

- Hola, cariño. Me pareció oler un delicioso aroma salir de tu departamento.

- Sí, pasé Sra. Martínez. Usted siempre tendrá una porción de mis postres. - Me hago a un lado para que entre en mi morada.

- Gracias, hija. - Toca mi hombro y me sonríe.

Luego de un rato de charla trivial, y de que ambas estemos comiendo una segunda rebanada de pie, le cuento lo que pasó el día de hoy. En realidad le conté toda mi semana.

- Querida, tienes razón, de eso no hay duda y sé que lo dijiste de corazón porque quieres ver bien a ese niño. Sin embargo, cuando uno es padre a veces no quiere ver la verdad sobre sus hijos. - Sus ojos reflejan tristeza al hablar, haciéndome pensar que ella pasó una situación similar. - Y sabiendo lo ocurrido en la vida de ese hombre creo que es justificable su comportamiento, aunque no la forma tan dura en la que te habló. Pero, según lo que me cuentas, considero que Micky es un buen niño, solo necesito amor y límites para ser mejor.

Con eso terminamos la conversación y nos despedimos. Me quedo pensando en todo lo sucedido y sin darme cuenta me quedo dormida en el mueve de la sala.

.....

Los ladridos de Scoo hacen que me despierte de un sueño maravilloso, el cual repaso en mi mente con la intención de volver a revivirlo. Mi ex-jefe con solo unos pantalones blancos y un sombrero alto de chef, se va acercando a mi lentamente, luciendo en el rostro una sonrisa ladeada, viéndose sexy. Ahora está tan cerca de mí que me acorralado entre él y la encimera de mármol que mágicamente apareció, puedo sentir su respiración sobre mi frente y mis ojos viajan por todo su abdomen. Su mano aterriza mi vientre y se desliza lentamente hasta mi trasero, donde se queda un buen rato, dándole un leve apretón. Luego, rodeó su cuello con mis brazos y él me sube a la superficie de la encimera agarrándome de la cintura, acomodando sus caderas para que encajen con las mías. Jadeo y su agarre es más fuerte, acerco mis labios a los suyos y...

Tocan la puerta. ¡Maldición! Estaba a punto de quedarme dormida de nuevo y así continuar con este espléndido sueño.

Me levanto fastidiada y estoy a punto de abrir la puerta para ver quien está al otro lado, pero tomó una decisión sabia y me veo en el espejo de la entrada. Y menos mal que lo hice, porque estoy despeinada y tengo baba seca en la quijada. Que horror.

Después de 3 toques más en la puerta y arreglarme, decido abrir. Definitivamente lo que veo es algo que nunca hubiera imaginado que vería, Micky con un ramo de rosas rojas, más grande que él y su atractivo padre detrás con una sonrisa exagerada. Y... espera, ¡Dios! Su perfume, huele tan bien, en definitiva lo recordaré para un próximo sueño. Sin embargo, ¿Qué hacen aquí? 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora