CAPÍTULO XXII

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ISA

Stefan y yo tuvimos una larga conversación mientras Micky dormía plácidamente en la habitación de al lado. Y juntos llegamos a la conclusión que si bien es cierto, cuidar de nuestro angelito no es un inconveniente para mi, ni siento que eso me limite ni nada de eso. Lo mejor es que busque un trabajo de chef repostera o de asistente, lo que sea, pero que sea un comienzo para mi carrera.

Al principio no comprendía porque era necesario dejar mi trabajo actual, el cual me hace inmensamente feliz porque puedo pasar mi día con una de mis personas favoritas en el mundo, y buscar uno que aunque también me haría feliz, me alejaría de pasar tiempo con Micky. Sin embargo, me di cuenta que lo que estaba siendo era ocultarme, me escondía en mis días de paseo con Scoo y mi niño, en los momentos que hacíamos las tareas o recreabamos una receta que vimos en tik tok. Todo porque tenía miedo. Miedo a fracasar en lo que tanto me gustaba. Miedo de que mis padres hubieran tenido razón, que dejar mi carrera en economía fue un error. Me oculté en toda la felicidad y amor que me daban Stefan y Micky, y me conformé solo con eso, que no es algo malo, pero en mi vida siempre he querido más. No estaba lista para dejar mi sueño sin haber siquiera intentado alcanzarlo. Y a pesar que seguía renuente a dejar de ser la niñera de Micky, porque no quería dejar de pasar tiempo con él en las mañanas o después del colegio, Stefan me dijo algo que no solo me consoló sino que me hizo sentir valiosa.

- Cariño, ya entraste en nuestras vidas y no pensamos dejarte ir tan fácilmente. - Sus manos se instalaron en mis mejillas y puso sobre mis labios un beso suave. - Además, ¿Si sabes que no necesitas ser la niñera para pasar tiempo conmigo y Micky, no? Eres mi novia, amor. - Asentí riéndome y le devolví el beso anterior.

Después, acordamos que en las mañanas él se encargaría de nuestro pequeño, le prepararía la lonchera y lo llevaría a la escuela. Para que yo tenga tiempo de ir a entrevistas de trabajo, y ya en la tarde recogería a Micky del colegio y realizamos nuestras actividades con normalidad.

Teniendo casi todo listo, solo me faltaba una cosa, o más bien una persona. La indicada para ayudarme a colocarme de nuevo en el camino hacia mis sueños. Por eso di la batiseñal.

- Hola, Kenzie. ¿Estás libre el fin de semana?

- Para ti guapa, siempre. ¿A quién debemos matar?

UN PAR DE DÍAS DESPUÉS

¿Segura que no quieres que te acompañe, cariño? - Me dice Stefan desde el lado del conductor mientras tomo mi cartera para ir en busca de mi mejor amiga. Su vuelo llegó hace 10 minutos y aunque tal vez se tarde tengo que esperarla antes, a esa mujer no le gusta que nadie la haga esperar.

- Si, amor. Veré después de casi un año a Mackenzie, y aunque le hable de ti aun no le digo que estamos juntos.... como pareja. - Todavía me avergüenza un poco decirlo, no sé por qué, siento que tengo 15 años de nuevo. Él me hace sentir mariposas.

- ¿Te doy vergüenza? ¿Por eso no me la quieres presentar? - Y como un niño pequeño, se cruzó de brazos y volvió su cuerpo en dirección contraria a mi. Es tan lindo, me encanta. Si alguien más lo viera así no podría creerlo, él es un hombre de más de un un metro ochenta, de complexión musculosa, hermoso como un dios griego (o al menos lo es para mi) y a veces frío como un témpano, pero conmigo es tierno, caprichoso, gracioso y celoso, no pensé que el amor hiciera actuar a alguien adulto así, pero míranos.

- Claro que no, bebé. - Acerco mis manos a sus musculosos brazos y trato de desenredarlos, el pone un poco de resistencia pero al final sede. Colocando mi cartera en el piso del auto, maniobró torpemente colocarme sobre su regazo. Gracias a Dios aún está volteado hacia su ventana porque sino hubiera visto cómo casi me golpeo contra el timón

Ya sobre él, mis manos se posan en sus mejillas y giró su cara para que me mire. En su rostro puedo ver que hace un pequeño puchero con su labio inferior, lo que me provoca morderlo, luego besarlo y volverlo a morder.

-Cariño, ¿Estás molesto? - Pongo cara de niña inocente, mientras mis caderas se acomodan en su regazo, acercando mis pechos a su torso y Stefan cierra los ojos al sentir mi cercanía.

-Estás jugando con fuego, cariño. - Me dice con voz ronca, colocando sus manos sobre mis caderas y acercándolas hacia su miembro el cual puedo sentir caliente y duro bajo mi sexo, igual de caliente y un poco humedecido.

Paso mis manos por detrás de su nuca. - Tal vez me quiero quemar. - Y sin más me besa, su boca no da tregua, me besa como si no hubiera comido en días y su comida favorita fuera yo, lo cual comprendo porque no hemos tenido mucha cercanía estos días. Su lengua se introduce hábilmente en mi boca y sus manos viajan hacia mi trasero, empujando hasta que nuestras partes baja rozan, haciendo que se me escape un pequeño gemido y mis caderas involuntariamente se balanceen sobre él, logrando que mi sexy novio suelte un gruñido bajo. Deberíamos parar, estoy segura que ya es tarde para recoger a Kenzie, y hacer esto en el estacionamiento de un aeropuerto no es apropiado pero esto se siente tan bien, que no puedo, quiero más. Siempre quiero más de él.

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora