CAPÍTULO XX

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STEFAN 

Después de hoy me di cuenta que es momento de dejar ir a Isa como niñera de Micky. Hoy cuando la vi preparando esos magníficos postres, se veía absolutamente brillante, en definitiva nació para esto. Los comensales adoraron sus postres y su profesionalismo en la cocina era evidente, ni siquiera me volteo a ver cuando pase por su lado mientras preparaba un pie de frutos rojos. Con lo mucho que quería robarle un beso, se veía tan linda con su cara de concentración mientras le daba los toques finales al platillo para entregar.

Sé que tal vez se moleste por decirle que ya no tiene que cuidar a Micky, porque lo quiere mucho, pero es lo mejor para ella. Isa merece trabajar en un lugar que la apasione y que la ayude a avanzar en su carrera. Aprovechando que solo quedamos los dos en el restaurante, tenemos tiempo para hablar, porque Micky se quedará a dormir en casa de Joe.

-¿Qué ya no cuide a Micky? ¿Por qué? - Isa hace una mueca de confusión y dolor que hace que me duela el pecho.

- Isa, nosotros te queremos mucho y has cambiado nuestra vida por completo, la has mejorado. Pero creo que nosotros no hemos mejorado tu vida. Deberías trabajar en algo que te apasione y ...

- Estar contigo y Micky me gusta, es lo mejor de mi día, y.... - Me muerde el labio inferior nerviosa. - ...lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Ambos me han dado lo que siempre quise, hasta lo que no sabía que quería y más. Me han ayudado a ser mejor persona, la persona que quiero ser.

¿Podría ser está mujer más perfecta? No, no lo creo. Antes dudaba porque pensé que era muy pronto para eso, pero a la mierda. Estoy enamorado de ella, y la quiero en mi vida para siempre, si es que ella quiere. Por eso, ante su mirada expectante tras lo que dijo solo atino a enredar mis brazos en su cuerpo y besarla, besarla como si no hubiera un mañana, con tanta desesperación y anhelo como si no la hubiera visto en años.

Su mano se asienta en mi nuca y las mías en sus caderas buscando un poco de fricción entre nosotros. Alejo mi mano derecha para buscar una superficie y cuando la encuentro, levanto a Isa de las caderas y la depositó sobre la mesa de preparaciones. Su cuerpo se balancea hacia delante buscando enredar sus piernas alrededor de mí, mientras voy subiendo mi mano por su vientre hacia sus pechos, acuno en mi palma uno de ellos y escucho como se acelera la respiración de Isa. Mi mano deja el lugar caliente en el que estaba para llegar al primer botón de su chaqueta, lo desabrocho, luego el segundo, hasta terminar con todos.

Observo sus pechos, redondos y con un toque rojizo sobre ellos, simplemente quiero enterrar mi cara en ellos, pero todo a su ritmo. Primero, empiezas besando su mejilla, continuó con la comisura de su labio inferior, bajando hacia su cuello, el cual llenó de besos y pequeñas mordeduras. Las manos de Isa ahora están sobre mis hombros, apretándolos con fuerza, mientras jadea cada vez que mis labios se acercan a su piel. Por fin llego a sus hermosas montañas y voy dejando pequeños besos en los bordes de su brasier, entre tanto mis dedos maniobran para poder desabrochar las tiras de su ropa interior y así poder tener una mejor vista. Mi mente se nubla cuando escuchó el primer gemido de Isa en el momento en que mi boca atrapa uno de sus pezones, eso incita a que quiera devorar todo de ella.

- Dios, esto es mejor. - Dice Isa entre jadeos.

- ¿Mejor? - Digo mientras mis dedos se enredan en la cintura de sus pantalones.

- Si, mejor que en mis sueños.

Paro mis manos y alzó la vista hacia la hermosa mujer que tengo entre mis manos, está sonrojada y tiene el cabello alborotado, creo que desamarre su cabello cuando nos besábamos. Con los ojos vidriosos y boca abierta se ve tan malditamente sexy, sin olvidar que sus suaves senos están expuestos ante mi mirada. Se percata de lo que dijo y voltea a ver a un lado. - ¿A qué te refieres con "en mis sueños"? - Digo y agarro con mi mano su barbilla haciendo que vuelva su vista a mi.

- Bueno..... mmmm...... - Aprieto ligeramente su pezón con la mano libre que tengo, haciendo que de un pequeño brinco en su lugar.

- Dime, ¿has soñado conmigo? ¿Haciéndote esto? - Ahora me acerco a besar su cuello, luego sigo a su clavícula, continuo hacia el borde de su pecho, pero paró antes de dejar un beso. - Dime, Isa.

- Si, haciendo esto. - Tras su confirmación deposito un beso en su seno y ella se estremece.

- ¿Y cómo era tu sueño? ¿Se parecía a como estamos ahora? - Alzó la vista y me coloco entre las piernas abiertas de Isa para poder ver su expresión.

- Un poco. - Ella me rodea con sus brazos el cuello como hizo antes al besarme y yo coloco mis manos en sus caderas para acercarla más a mi.

- ¿Un poco?

- Si, falta que te quites la chaqueta. - Dice mientras sus manos se dirigen al primer botón de esta.

- Bueno, eso tiene solución, cariño.

Ambos terminamos de desabotonar la chaqueta y volvemos a besarnos. Esta vez la excitación y las ganas de que esto se transforme en algo más se intensifican. El bulto en mis pantalones está tan duro que siento que podría morir, y gracias a Dios Isa se da cuenta y sus manos comienzan a vagar por la cinturilla de mis pantalones hasta sumergirse hacia el sur. Sus delicadas manos rodean mi erecto pene y comienza a acariciarlo, no tardó en soltar un gemido. Ella continúa con sus movimientos y siento que ya me voy correr, tan precozmente como un puberto. Pero es que con Isa todo sucede muy rápido, y por eso quiero más de ella. Sin embargo, teniendo este momento de lucidez, creo que esta no es la forma que quiero tener mi primera vez con Isa, ella no se merece esto. Se merece mas.

Coloco mis manos sobre sus hombros para alejarla, cuando empieza a sonar un celular. Ambos nos sobresaltamos y volteamos a ver la fuente de la interrupción. Desde donde estoy puedo ver que es Claris quien me llama y al recordar que mi hijo está en su casa, voy rápidamente a contestar.

- Hola Claris, dime ¿está todo bien?

- Stefan, lo siento debí llamar antes, pero no pensé que Micky se pusiera tan mal. 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora