CAPÍTULO XXIV

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STEFAN

Me costó mucho dejar a Isa en el estacionamiento del aeropuerto, porque después de los besos y caricias en el auto, aun no logro que mi amiguito se tranquilice ¿Debería interrumpir en su casa? No, no puedo. Esta con su amiga del colegio, a la que supuestamente conozco pero la verdad no logro acordarme de ella.

Voy a casa de Claris porque Micky decidió que quería jugar con Tom hoy, pero yo decido que quiero pasar tiempo con mi hijo. Llego a la entrada del edificio y me recibe con un fuerte abrazo como si no me hubiera visto hace mucho, cuando claramente fui yo quien lo dejó en la tarde.

- Hola, papi. ¿Y Isa?

- ¿Ni un cómo estás? ¿De frente me preguntas por ella? - Me cruzo de brazos, mostrando un resentimiento falso por el hecho que pregunte por mi hermosa novia, cuando claramente estoy feliz de eso. En el pasado me hubiera asustado que Micky se encariñe mucho con alguien, sin embargo, sé que Isa no se irá tan fácil de nuestras vidas. No como la última persona.

- Es que quiero ver a Scoo, Isa me prometió que esta semana iríamos a un parque para jugar con él.

- Estoy seguro que pronto irán hijo, pero ahora Isa tiene visita en su casa y tal vez no pueda cumplir pronto esa promesa. - Me acerco y lo despeinó un poco. -Mientras tanto, ¿qué te parece ir a comer algo?

- ¡Si! Vamos a Mc Donald's. - Está tan emocionado que me da solo un poco de pena decirle que no. Pero su padre es un chef, no voy a dejar que coma ahí.

- Cariño, no. Vamos a otro lugar. ¿No quieres comer unos ravioles de Hugo's?

- No, quiero la cajita feliz. - Se cruza de brazos y me pone su mirada más seria. Cuando hace ese gesto se parece demasiado a su madre, que me rompe el corazón que ella no esté acá para verlo. - No estés triste, papá. Estabien vamos a comer ravioles.

No me había dado cuenta que mi expresión cambió, así que me sacudo los recuerdos tristes y algo inesperado sale de mi boca. - No te preocupes, hijo. Vamos por tu cajita feliz.

- ¡Sí! - Agarra su mochila que estaba en el suelo y se va rápidamente al auto. Entonces, gritó detrás de él.

- ¿Ahora me quieres más que a Isa?

- ¡Eso depende de que agrandes mi porción de papas!

Pequeño pillo, ese es mi hijo. Y por cómo se expresa parece también hijo de Isa.

ISA

Luego de una larga plática sobre lo que está ocurriendo en la vida de ambas, dos botellas de vino y una tercera por abrir, llegamos a la conclusión que yo estoy viviendo la vida de una madre de los suburbios y ella es una famosa presentadora que sale con hombres guapos y ricos, osea mi vida dio un gran cambio y la de ella sigue igual.

- Ok, según entiendo, necesitas de mi brillante mente para resolver tus desafíos de mami nueva, la falta de sexo y tu miedo a fracasar en lo que más amas. ¿Estoy en lo cierto?

- Si, en resumen si. Es que ser una reconocida repostera siempre ha sido mi sueño, aunque mis padres estaban en contra o cuando ni yo me animaba a dejar todo por este. Sin embargo, con Micky y Stefan, siento que ya estoy en ese sueño, pero de un modo diferente.

- Ay amiga, te has enamorado. Y dos veces, al mismo tiempo. Eso no ocurre siempre, ¿sabes?

- ¡Lo sé! Y me ha pegado muy fuerte ambos enamoramientos. - Recuesto mi cabeza en su regazo y me acurruco. - Te extrañé mucho, boba.

- Y yo a ti, guapa. - Con sus brazos me rodea y en un segundo me quedo dormida.

Realmente la necesitaba, aunque aún no tenga las respuestas que quiero, aunque tuviera todo resuelto, siempre la voy a necesitar. Es mi mejor amiga, mi hermana, mi persona favorita, bueno ahora una de mis personas favoritas.

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora