CAPÍTULO XXVI

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STEFAN

El sábado transcurrió lentamente, y a pesar de qué en la mañana fui con Micky al parque a que jugué fútbol y en la tarde fui al restaurante, ahora estoy en casa, mi niño está rendido después de estar todo el día jugando. Y al igual que él, me he estado preguntando ¿Qué estará haciendo Isa?, con la única diferencia que él lo mencionó dos veces, y yo aunque no he dicho nada, esa pregunta ha rondado mi cabeza unas cientos de veces.

Tengo tantas ganas de escuchar su voz, de sentir sus labios sobre los míos, de acariciar su piel, de sentir su perfume y sobre todo de hacerle todas las cosas que me imaginado en mi cuarto, a solas, con mi mano en mis pantalones.

Sé que no debería llamar ahora, porque está con su amiga y hace un tiempo que no tiene días libres, siempre está conmigo y Micky. Pero, no aguanto más, necesito escuchar su voz. Agarro el celular que está en mi mesa de noche y la llamo. Suena una vez, suena dos y a la tercera pienso en cortar pero ella me contesta con voz somnolienta.

- ¿Hola?

- Hola Isa, sé que es tarde pero.....

- ¿Todo está bien? ¿Le pasó algo a Micky? - Me interrumpe y por su voz de preocupación, siento mucho haberla llamado, no me di cuenta que eran las 2 de la madrugada.

- No, nada de eso. Solo ....mmm...- Suspiro y digo lo que he estado pensando todo el día. - Solo quería escuchar tu voz. Sé que solo no nos hemos visto por un par de días, sin embargo, te extraño, y mucho. - No sé porque me siento avergonzado al decir esas palabras, son las más comunes en parejas, pero me hacen sentir vulnerable.

- Yo también te extraño mucho, te quería llamar temprano hoy pero seguí haciendo cosas con Mackenzie y después se hizo muy tarde, lo siento.

- No tienes que disculparte, comprendo que estás con tu amiga y que necesitas unos días libres de nosotros. Más bien, te dejo descansar de ....

- ¡No, no cuelgues! Extrañe mucho tu voz, y para aclarar lo que me dijiste antes. Si, me la paso bien con mi mejor amiga, pero siempre voy a querer estar con ustedes.

Después de esas palabras ambos nos quedamos en silencio, yo porque no puedo parar de sonreír, y las palabras no salen de mi boca, y ella porque está esperando mi respuesta, pero es Isa quien dice algo más.

- Y dime, ¿qué tanto me extrañas? - Su voz es baja, y suena casi como un susurro. Es lo más dulce y sexy que he escuchado en mi vida.

- Te extraño tanto que estas últimas noches en mi cuarto a solas, solo repaso en mi mente los besos y caricias que nos dimos en mi auto. El sabor de tu boca y de tu cuello, la forma de tus senos contra mis manos y tu hermoso y obsceno trasero apretando mi miembro caliente y listo para ti. ¿Y tú, qué tanto me extrañas?

Se escucha un silencio, y luego algo de ruido, una puerta abriéndose y otra cerrándose. Y por último, el sonido de un interruptor prendiendo la luz.

- Pues, yo te extraño tanto que quiero...., no, necesito que tus labios devoren los míos, luego bajen por mi cuello y terminen en mis pechos, que succiones mis pezones uno a uno, mientras tus manos viajan a la parte baja de mi cuerpo. Donde me bajas los pantalones y las bragas, pones tus dedos sobre mi sexo y notas lo mojada que estoy por ti.... - No hacía falta escuchar el pequeño jadeo que vino después de la última palabra para saber que estaba al igual que yo, a solas con una mano en el celular y la otra tocándose para sentir placer a pesar de no estar juntos.

- Ay cariño, luego mi dedo índice hará pequeños círculos en tu redondo e hinchado punto de excitación. Mi dedo anular explorará tu interior y al unísono se moverán para escuchar hermosos sonidos saliendo de tu dulce boca. - Para este punto sus jadeos se escuchan con mayor frecuencia y mi mano tiene voluntad propia.

Unos minutos más de charla sucia, y ambos soltamos pequeños gemidos y nos reímos al darnos cuenta de lo que acaba de pasar. No es la primera vez que hago esto pero se sintió más especial, antes había necesitado más incentivo, pero solo la voz de Isa me ponía en un estado de excitación constante y la verdad, las ganas que tengo de estar dentro de ella, es una necesidad primitiva que no creo que me deje dormir después de esto.

- Sabes, después de esto no creo que pueda dormir, quiero más de ti. - Las palabras de Isa me llevan a imaginar más cosas pero al mismo tiempo me dan tranquilidad, porque ahora sé que ella tiene el mismo deseo que yo.

- Yo tampoco creo poder dormir. Te quiero ver. Quiero que la próxima vez que nos veamos estés en mi casa, en mi cama específicamente. Quiero tu cuerpo contra el mío y ....

Ella se ríe nerviosa y habla. - No sigas por favor, que me voy a pasar toda la noche encerrada en el baño. - Esta vez me río, porque ahora que lo pienso Isa solo tiene una habitación en su apartamento, así que Mackenzie debe estar dormida ahí.

- Está bien, ya no diré nada más. Descansa, bonita. Trata de no pensar mucho en las cosas que te quiero hacer en mi cama. - Enfatizó las últimas palabras y consigo el efecto deseado, ella lanza un gemido de dolor.

- Arg, te odio. Descansa, guapo. - Estaba a punto de colgar, cuando Isa volvió a hablar. - Stefan, ¿Mañana qué harás?

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora