CAPÍTULO XVI

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STEFAN

Debo admitir que Isa tenía razón, la pizza estaba muy rica. Y luego de que Micky terminara de comer, tenía que hablar con él. No quiero que piense que mentir está bien o justificado, a pesar que los adultos que más pasan tiempo con él mintieron sobre sus identidades.

Empiezo explicando sobre las mentiras piadosas y que a pesar de que en esta ocasión se utilizó una, eso no es lo correcto. Mi pequeño aparentemente lo entiende, asintiendo cuando terminó de hablar.

- Papá lo entiendo, no debo mentir, eso está mal.

- Correcto, hijo.

- Entonces, ¿en el colegio debo decir que Isa no es mi mamá?

- Ahh.... eso... mmm - No había empezado en eso cuando comencé hablando de las mentiras.

- Creo que no es necesario que digas que no soy tu mamá. Si es que tu papá está de acuerdo. - Isa toma la palabra después de muchos minutos.

- Bueno..... si creo que no es necesario. - Digo mientras me pasó los dedos de las manos por el cabello. Todo esto está siendo más complicado.

- Bien, ¿ahora puedo volver a jugar con mis amigos?

Isa se ríe y le contesta rápidamente. - Claro cariño, ve.

Micky sale casi corriendo hacia el área de juegos cuando se detiene y retrocede un poco de espaldas, voltea y nos dice. - Aunque sea una mentira estoy feliz de que seas mi mamá por hoy.

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Llegamos a las afueras del departamento de Isa, mi pequeño ángel se quedó dormido a mitad de camino, y a pesar de las complicaciones, no quiero que el día acabe.

- Hoy fue un interesante día. - La sonrisa de Isa ilumina la oscuridad del estacionamiento de su edificio y a mi me derrite el corazón. Hoy fue en definitiva interesante, pero a la vez feliz. Y quise que fuera grandioso llevando a mis personas favoritas a un buen restaurante, porque quería decirle a la hermosa mujer que tengo al lado que me gusta mucho, que la quiero en mi vida, no solo como la niñera de mi hijo. Sin embargo, las cosas no sucedieron así y ahora estoy sentado en el auto sin saber que decirle, no quiero esperar pero ella se merece una mejor confesión. Flores, velas, música, una buena comida, no un estacionamiento. - Sé que estuvo mal decir que era la mamá de Micky, eso te puso en una difícil situación, pero en verdad quiero a tu hijo, no lo hice con mala intención. - Su sonrisa desaparece y su mirada se desvía al frente.

- Lo sé, Isa. Y como te dije antes no hay problema, te agradezco en serio. Por todo lo que haces por nosotros. - Nos quedamos en silencio unos segundos mirando ambos al frente, cuando su voz me hace voltear en su dirección.

- Bueno, ya es tarde. Micky quedó rendido. - Ella se ríe y al fin voltea a verme. - Que tengas buena noche, Stefan. O mejor dicho, esposo. - Se vuelve a reír y yo solo pienso que la palabra "esposo" sale muy bien de sus labios. Labios que constantemente quiero besar. Mi silencio hace que sonría y empiece a bajarse del auto. Si, así debería terminar la noche, ¿o no? Una parte de mi quiere decir todo lo que llevo sintiendo durante meses, sin embargo, la otra parte cree que es injusto para Isa, porque tengo mucha responsabilidad detrás de mí.

¡Ay al diablo!, es ahora o nunca.

Verificó que Micky siga durmiendo en el asiento trasero y salgo rápidamente del auto, solo tengo que caminar unos cuantos pasos hasta encontrarme con ella. - Isa, espera. - Ella se voltea y se queda quieta hasta que estoy frente a ella.

- Tengo que decirte algo, muy importante. - Ella me mira expectante, buscando alguna respuesta en mi rostro. - Sé que soy un adicto a mi trabajo, que todavía no llegó a ser el padre que mi hijo necesita, que tengo más responsabilidades que alguien de nuestra edad, que tal vez mi vida no sea la que tu quieres para ti, pero aparte de todo eso, soy un hombre a quien le gustas mucho. Tomar desayuno contigo en las mañanas en mi momento favorito del día, verte llegar a mi casa con esos vestidos floreados hace que mi corazón palpite muy fuerte, porque te ves tierna y a la vez muy sexy que me dejas sin pensamientos, cada vez que te veo comer solo quiero quitarte los cubiertos de la mano y besarte, y cuando te vas me siento devastado porque solo quiero llevarte a mi cama y no dejar que te vayas nunca. - Ella me mira con los ojos vidriosos, como si estuviera a punto de llorar.- Y sobre todo, que quieras a mi hijo, hace que te quiera más.

Termino de hablar casi sin aliento, la mira atento a alguna reacción o palabra, sin embargo, nada. Ella sigue con la misma expresión de hace un rato, hasta que corta el silencio.

- Yo.... Eso.... mmmm..... - Sin más sonríe y cierra la distancia entre nosotros, posa sus suaves labios sobre los míos. Instintivamente, sujeto sus caderas, su mano acaricia mi nuca. Mis manos atraen sus caderas para que esté más cerca de mí, buscando tener un mejor alcance de su boca. Mi lengua recorre su labio inferior, sintiendo su sabor, que para este punto me sabe a gloria. Ella abre un poco su boca invitándome a que profundice el beso, lo cual hago, y ambos soltamos pequeños gemidos de placer. Pasamos unos segundos más embelesados el uno con el otro hasta que paramos para recuperar el aliento.

Ambos nos quedamos viéndonos, mientras respiramos con dificultad, ella me da su sonrisa más hermosa y pasa sus dedos por mi cabello.

- ¿Esto significa que también te gusto?

- ¿Tu qué piensas, genio?

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora