CAPÍTULO XVII

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ISA

Ha pasado un poco más de una semana desde que Stefan me dijo que le gustaba, y yo no puedo ser más feliz. Después de ese increíble beso, mis chicos tuvieron que irse pero las cosas cambiaron, mi dinámica con Stefan cambió. Claro, tratamos de no ser muy evidentes delante de Micky, sin embargo, mi niño es inteligente y creo que está sospechando. ¿Y cómo lo sé? Bueno por una pregunta simple "Isa, ¿Las personas que se quieren se besan?". Me sorprendí mucho cuando lo preguntó, mi mente empezó a divagar sobre donde nos había visto Micky besarnos, ¿en la cocina?¿en el restaurante?¿en la entrada de su apartamento?¿en mi apartamento?. Como sea, le respondí que sí, las personas que se quieren se besan y se abrazan también.

Hoy es día de escuela así que estoy en camino al apartamento, como los últimos días, estoy ansiosa por llegar y que mi guapo jefe y ahora novio me reciba con un beso que me desestabilice el equilibrio. Llegó a la entrada y antes de que toque la puerta, mi vista favorita me abre. Mi sexy jefe solo tiene puesto unos pantalones de pijama y un secador al hombro. En definitiva soñaré con él esta noche.

- Hola jefe. - Le doy mi sonrisa picara, escaneando con mi ojos su hermosa figura.

- Hola cariño, ¿Terminaste de sacarme una foto mental? Porque me gustaría besar a mi novia. - Y antes de que procese su comentario sus manos se posaban en mis caderas y me acerca a él, dándome un suave beso, luego se aleja.

- Creo que tu mamá no te enseñó modales, ¿así besas a tu novia? - Enrollo mis brazos a su cuello y lo besó de nuevo, esta vez con menos suavidad, sino con necesidad, porque Dios sabe que extraño a este hombre cada vez que no está conmigo. Nos soltamos rápidamente cuando escuchamos el sonido de una puerta abrirse, no es que tratemos de ocultar lo nuestro pero ambos acordamos que era muy pronto para decirle a Micky, no queremos que salga herido por ningún motivo y decirle de lo nuestro sería apresurado, porque ni siquiera llevamos un mes juntos como pareja. Es cierto que somos un buen equipo cuando se trata de cuidar al pequeño diablillo pero aun no sabemos funcionar como pareja, aun tenemos que resolverlo antes de ilusionar a Micky.

- Buenos días, ¿qué hacen en la puerta? - Mi pequeño señor aún tiene los ojos medio cerrados, se nota que recién despierta.

- Buenos días, mi niño. Bueno, acabo de llegar por eso sigo en la puerta. - Apartando a Stefan a un lado me acerco a Micky para darle un abrazo y un beso. Los cuales me devuelve.

- Ya que todos en esta casa están despiertos, ¿qué les parece si desayunamos de una vez?

.......

Luego del desayuno, Stefan nos sorprendió diciéndonos que nos acompañara de camino a la escuela. Es algo que nunca había hecho desde que trabajo para él, me alegro por Micky creo que le va a gustar mucho, y también me alegro por mi, ya no tendremos que ir en metro y luego caminando. ¡Gracias, Dios!

Salimos del apartamento en camino a la escuela, nos estacionamos y todos nos bajamos para acompañar a mi niño a la entrada.

- Que tengas un buen día, cariño. - Me agacho para darle los cinco y él me los devuelve.

- Divierte, hijo. - Micky alza los brazos para que su papá lo abracé y eso hace, alzándolo.

- Gracias por venir hoy, papi.

Stefan cierra los ojos y abraza mas fuerte a su hijo - A Partir de hoy lo haré todos los días, lo siento por no haberlo hecho antes.

- Está bien, estabas ocupado. - Le responde Micky mientras es puesto en el suelo.

- Nunca estoy muy ocupado para ti, recuérdalo. - ¿Es enserio? ¿Me harán llorar tan temprano? Desde que empecé a trabajar como niñera del pequeño diablillo este siempre ha sido mi objetivo, que Stefan cree una relación sana con su hijo, que ambos se apoyen entre sí. Que ambos sean felices. Y si yo puedo estar en la ecuación, sería inmensamente feliz con ellos.

Después del emotivo momento padre-hijo nos despedimos y, mi nuevo novio y yo nos dirigimos al auto. Y antes de que me acerque a mi puerta, Stefan me acorrala contra la puerta del piloto, me acaricia la mejilla derecha y me besa suavemente. Y ahí nos quedamos un rato sonriéndonos, hasta que rompo el silencio.

- Y eso, ¿por qué fue?

- Gracias por todo, gracias por estar en nuestras vidas. 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora