STEFAN
- Y eso es todo. - No me quiere ver, instala su mirada en la ventana, en la cual se puede ver que ya oscureció. Se ve incómoda y yo sorprendido, pero al mismo tiempo sintiéndome como un imbécil.
¿Cómo no me acordé de ella? Si, soy un idiota como me dijo en la mañana que hablamos. ¿Cómo estuve tan ciego en ese momento?, ella es linda y genial, y no tengo duda que en el colegio era igual, ¿Cómo lo deje pasar?
Ella continúa. - Veo que realmente no tenías ninguna idea. Pensaba que si te acordabas pero querías disimularlo. Eso me decepciona un poco. - Me da una sonrisa torcida y yo me siento peor.
- Real..al...mente, lo siento. - Consigo decir solo esas palabras y me quedo un rato en silencio, sin saber qué más decir, nunca he sido bueno con las palabras.
- No te preocupes, creo que tampoco me acordaría de un compañero de la secundaria si lo viera por la calle.
- No, estuve mal. En ese momento y ahora. Lamento haberte hecho sentir que no eres memorable, porque créeme lo eres. Desde que nos volvimos a ver hace una semana, estás en mi mente constantemente. - Sobre todo en las noches, cuando eres la protagonista de mis fantasías más excitantes y mis sueños húmedos.
Mis palabras tienen un impacto en Isa, ella se ruboriza, evita el contacto visual conmigo y puedo ver que se muerde el labio inferior, ocasionando que su labios estén rojos y besables. Acerco mi mano a la suya sobre el sofá, primero nuestros dedos se tocan, sin embargo no era suficiente para mi, así que levanto mi mano para ponerla sobre la suya, pero ella volvió a mirarme.
- Gracias, aprecio que lo digas, aunque no es necesario que digas eso, ya había decidido volver a cuidar a Micky. - Se ríe y otra vez esquiva mi mirada, esta vez posándola sobre el juego que mi hijo se ha inventado para jugar con Scoo.
- No lo dije por eso, lo digo de verdad. Te has vuelto una parte indispensable en nuestras vidas en poco tiempo. - Sus ojos se suavizan y se muestra conmovida con mis palabras, su sonrisa se vuelve tímida y la atmósfera que nos rodea se torna íntima y de cierta forma familiar. Todo esto solo aumenta mis ganas de besarla, así que me inclino hacia ella y ....
- Papá, ¿Podemos tener un perrito? O mejor, hay que adoptar a Scoo. - Mi pequeño ángel nos interrumpe y ambos nos sobresaltamos.
- Cariño, lo siento pero no podemos tener un perro en casa y menos adoptar a Scoo, él ya tiene dueño.
- ¿Por qué? Yo lo voy a cuidar y jugaré con él después de la escuela. - Ahora Micky dirige su atención a su otra vez, niñera. - Isa, te prometo cuidar y proteger a Scoo con mi vida y no tengas dudas de que lo querré mucho. - Lo dice con un tono solemne y una postura recta que parece militar, solo le falta colocarse la mano al pecho para completar la ilusión de que es un sargento.
- Pequeño señor, lamento informarle que no puedo cederle a Scoo, porque él es mi mejor amigo, y uno no deja a los mejores amigos. Además, puedes ver a Scoo cuando quieras, ahora que vuelvo a ser tu niñera podemos verlo algunas veces después de la escuela, si es que tu papá está de acuerdo. - Y justo en ese instante ambos me miran con cara de cachorros tristes. Ambos son tal para cual.
- Bueno, creo que no tengo alternativa si ponen ambos esas caras. - Levantó las manos en señal de rendición.
- ¡Bien! - Grita Micky lanzando un golpe al aire y sale corriendo a ver al rechoncho perro.
- No sabes en lo que te has metido, Isa. ÉL querrá estar todo en tu casa. - Meneo mi cabeza de un lado a otro negando pero no puedo evitar sonreír.
- No Stefan, tú no sabes en lo que te has metido. Esto solo es una parte de mi plan para que tu hijo me quiera más que a ti. - Finge una risa malvada y a mi no me puede parecer más adorable.
- ¡No, que Dios me ayude! - Le sigo el juego y hago mi mejor interpretación de alguien desesperado.
Se ríe de nuevo y su risa es el sonido más lindo que he escuchado. - Menos mal que eres chef, porque de actor te morirías de hambre.
Me hago el ofendido aunque en realidad no lo estoy, sé que no soy el mejor actor, el rechazo que recibí cuando intente ser Romeo en una obra escolar me lo enseño.
Transcurre una hora entre más bromas de mis habilidades actorales y el plan malévolo de Isa para adueñarse del cariño de mi hijo, hasta que logro ver que este último está a punto de dormirse sobre el orejón perro, así que nos despedimos de la niñera sexy.
- Adiós, Isa. Adiós, Scoo. - Se agacha y abraza al perro.
- ¿Y para mí no hay abrazo? - Reclama Isa extendiendo los brazos, y Micky le da un abrazo. - Nos vemos mañana, pequeño señor. Adiós, Stefan.
- ¿A mí no me vas a pedir un abrazo? - Abro mis brazos como hizo ella hace unos instantes y ella solo se ríe.
- Como dije adiós, jefe.
- Adiós, Isa. Ansío verte mañana.
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De la cena al postre, hay un bocado
RomanceIsa es una recién graduada de la Escuela de Pastelería de NY, ella acude a una entrevista de trabajo donde el chico que la rechazó en la secundaria es el chef principal. Pero por un correo mal leído, ella termina siendo la niñera de su hijo de 6 año...