CAPÍTULO XIII

81 7 0
                                    

ISA

Nunca pensé que me podría encariñar tan rápido con alguien, no, encariñar no. Querer, es la única explicación que le doy a lo que siento por Micky. ¿Y cómo sé eso? Pues, cuando él está triste, yo también lo estoy, hasta mentí para que mi pequeño quite esa expresión de su rostro. Y al verlo radiantemente feliz en este momento, no puedo evitar sonreír.

- Tu esposo e hijo son adorables. - Me dice una mamá que está sentada a mi lado.

- Lo son, ¿no? - Llegando a casa tendré que ponerme hielo en las mejillas porque no paro de sonreír.

Las presentaciones continúan y comprendo porque las personas de inmediato creyeron que Micky, Stefan y yo somos una familia. Mi niño está sentado sobre mis piernas y el brazo de mi "esposo" rodea el respaldar de mi silla, su cuerpo está inclinado hacia nosotros, como si intentara crear una burbuja a nuestro alrededor.

Terminaron las presentaciones y algunas madres se me acercaron de inmediato, alejándome de mi chico favorito. Mis chicos favoritos.

- ¿Cuál es tu nombre? ¿Por qué nunca te hemos visto en alguna reunión escolar? - Pregunta una rubia de ojos azules, con la sonrisa más hipócrita que he visto en mi vida.

- Soy Isa, mucho gusto con todas. Bueno debido a mi trabajo no he podido asistir mucho a las actividades escolares. - Y las mentiras siguen. - Pero a partir de ahora estaré más pendiente, gracias por la preocupación. - Ahora soy yo quien sonríe hipócritamente a este grupo de madres que seguro me juzgan por lo que acabo de decir.

- Isa que no te hagan sentir mal, la mayoría de las personas tenemos trabajos, es comprensible. - La mujer de cabello oscuro y complexión delgada me da una mirada de complicidad y a las demás una de advertencia. - Soy María, por cierto. Te recuerdo de la feria de postres, mi hija y yo quedamos fascinadas con tus brownies. ¿A eso te dedicas?

- Si, soy repostera. Me alegra que les haya gustado lo que preparé. - Tras esa respuesta y la intervención de la que creo será mi amiga y aliada, las otras madres que ya no tienen ningún argumento para seguir interrogándome, por ello, se alejan una a una, con excepción de María.

- Ay, querida. Que no te asusten estas señoras, son amas de casa con esposos con dinero, lo cual no significa que sea algo malo, pero tardan en comprender que a las madres que trabajamos a veces no nos da el tiempo de estar en todos lados.

- Lo comprendo, gracias por ayudarme hace un rato. Creo que me hubiera paralizado si no hubieras intervenido.

- Para eso estamos las madres y mujeres, para ayudarnos entre nosotras. - María me brinda una última sonrisa y se aleja para ir al lado de su hija, Margarita. La cual, parece muy interesada en mi Micky, no lo deja de ver. Pues claro, ¿Cómo no va a ser así?, si él es idéntico a su padre. Stefan con esa camisa blanca y pantalón de lino negro se ve tan lindo, no, lindo no. Si no sexy. Es como el Ken que tenía de niña, dueño de la mejor casa de playa en Miami, o eso es lo que me gustaba creer.

Ahora que las víboras, digo madres se han alejado, Ken Dream house se acerca a mí, colocándose a mi lado.

- Amor, hoy luces muy linda. - Me dice casi susurrando a mi oído. Creo que se está tomando el papel de esposo en serio.

- ¿Solo linda, amor? - Obviamente lo voy a provocar, por hoy somos marido y mujer, no puedo desaprovechar esta oportunidad.

- Guapa, hermosa, radiante y sobre todo..... sexy. - Lo último lo dice tan rápido que no creería que lo hubiera mencionado si no fuera por su sonrisa pícara. Y yo solo puedo sonrojarme y sonreír como tonta. - Cariño, tu hijo y yo queremos irnos a casa, ¿ya nos podemos ir?

"A casa" por un segundo pienso que somos una familia de verdad que regresa a casa a cenar luego de un largo día, sin embargo, la realidad es otra. Yo me iré a mi apartamento con Scoo y ellos al suyo. Stefan y yo no somos esposos, ni siquiera pareja, Micky no es mi hijo y nosotros no somos una familia.

- Ah sí, dame un momento, quiero entregarle algo a la profesora. - Camino en dirección al escritorio donde se encuentra conversando con un hombre de traje, que me resulta conocido.

- Maestra, disculpe. - Los interrumpo y ambos voltean a verme. Y me doy cuenta que el hombre es el aclamado chef Harry St.Clair. En el mundo gastronómico él es reconocido por su especialidad para realizar postres sumamente exquisitos, inspirados en distintas partes del mundo por las que ha viajado.

- Si, dígame Sra. DeLuca. - Yo solo me quedo con la boca abierta, sin creer que no lo había reconocido antes, estuve tan inmersa en la escenificación de la familia que no me di cuenta de su presencia.

Me espabilo y comienzo a balbucear. - Le traje ah..... una caja de alfajores. Si.... Gracias por estar pendiente de mi Micky, valoramos su trabajo con él. - Ella me sonríe y abre la caja.

- Aww, son tan lindos. Muchas gracias por pensar en mí. ¿Usted los hizo?

- Si, los hice yo.

- ¿Podría probar uno? - La voz masculina me sorprende, aun sabiendo de su presencia. ¿El chef St. Clair quiere probar uno de mis alfajores? ¡Ahhhhh!

- ¡Claro que sí! - Digo rápidamente y tan alto que algunos padres voltean a vernos. - Claro, si la maestra está de acuerdo, ya que son suyos ahora. - Mi sonrisa es inevitable.

- Si, no hay problema. Tome uno, Sr. St. Clair.

- Lo siento, es que no me puedo resistir a cualquier delicia latinoamericana.

Lo miro expectante mientras prueba el primer bocado, espero que le guste porque si no le parece al menos agradable mi corazón se me romperá.

- Está delicioso, su textura es suave pero no ligera y tiene la cantidad justa de dulce de leche. Tengo que decir que es uno de los alfajores más deliciosos que he probado.

- ¡Ah! Muchas gracias, chef St. Clair. - Doy un pequeño brinco y el hombre se ríe.

- Veo que sabe quien soy.

- Por supuesto que lo sé, es uno los mejores chef del mundo, la dedicación que pone en sus postres me inspiran a ser mejor repostera.

- Ah, ¿Es usted chef también? ¿Dónde está trabajando actualmente? - Me queda viendo con curiosidad y ahora no sé qué responder, no puedo decir que soy niñera, y la verdad no quiero volver a mentir diciendo que trabajo en algún restaurante. Así que optó por mi realidad.

- Ahora no estoy trabajando en un lugar, ocasionalmente hago un postre por encargo, nada más.

- Ah ya veo. - Luce decepcionado. Justo el día que conozco a mi ídolo, no logró impresionarlo aunque sea un poco. - No te preocupes, el trabajo en la industria es difícil de conseguir, lo sé por experiencia. Sin embargo, no pierdas la esperanza, sé que pronto lograrás encontrar tu lugar.

Sus palabras me llenan de aliento, y eso me ayuda a poner mi mente clara. Quiero a Micky y disfruto pasar tiempo con él y su padre. Pero, no debo olvidarme de mis sueños. Por algo deje la economía. Quiero ser una gran chef, una respetada, y para eso debo trabajar duro para alcanzar ese objetivo.

- Lo logrará, Sra. DeLuca. Los niños y yo quedamos fascinados con sus brownies.

Hoy es un gran día, tengo mis metas claras ahora. También, aclare mis sentimientos por Micky y a pesar de que es mentira, por un momento sentí lo que es tener una familia propia, que Stefan me hable con tanto cariño y por primera vez muestre que me quiere a su lado. Aunque sé que esto terminará en poco tiempo.

- ¿Todo bien, cariño? ¿De qué me estoy perdiendo? - mi no esposo, nos interrumpe.

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora