CAPÍTULO XXXII

30 1 0
                                    

STEFAN

Hace una hora Harry me escribió que Isa estaba a punto de terminar, así que salí del restaurante y recogí a Micky de la casa de Clair para ir a "Luciano's" Me estaciono en la fachada del restaurante, salgo del auto y le abro la puerta trasera a mi hijo. Ambos nos paramos apoyados en mi auto. Esperando a la mujer de nuestras vidas.

Después de un par de minutos Isa sale del establecimiento, pero no nos ve, parece que está conversado con la persona que va detrás de ella. Y en ese instante que veo quien es, mi sonrisa cae y no logro hacer ningún movimiento. En cambio Micky sale corriendo para abrazar a Isa.

- Hola, cariño, ¿Cómo es que estás aquí? - Isa lo levanta en brazos para darle un abrazo más fuerte. - Te extrañe, mi niño.

- ¿Micky? - Al escuchar eso la sonrisa tan bonita de mi novia se desvanece y sostiene a mi hijo con mayor fuerza, tratando de alejarlo de la mujer que está a su lado. Sarah. Mi ex novia.

Al ver la incomodidad de mi chica, tomo coraje y me acerco. Los ojos de ambas mujeres se centran en mí, una me mira con dolor y la otra con confusión. Y me duele que sea mi Isa la que parece que se le parte el corazón.

- ¿Stefan? ¡Dios! - Sarah se lleva una mano a la boca, en señal de sorpresa.

- Hola, Sarah. - La saludo con un asentamiento. - Hola, cariño. - Giro para darle un beso en los labios a Isa, y ella voltea su rostro, ofreciéndome su mejilla. Lo acepto y no insisto más. Solo quiero salir de aquí.

- ¿Ya nos vamos?

- Si, ya vamos. Tengo hambre, papi. - Poso mi mano en la espalda de Isa para guiarla hacia el auto y ella se aparta de mi agarre y se dirige junto a nuestro niño al auto.

- Me alegro verte. - Sarah coloca su mano sobre mi muñeca para detener mi andar. Me volteo para verla y veo esperanza en sus ojos, lamento eso, porque no existe ninguna posibilidad entre nosotros.

- Yo no puedo decir lo mismo, lo siento Sarah. Adiós.

Camino hacia mi auto, Isa está sentada en la parte de copiloto con el señor fruncido. Entro y lo que tanto me temía, llega.

- Tenemos que hablar.

.......................

Tenía pensado ir a cenar a nuestro restaurante favorito, pero dadas las circunstancias, opté por comprar hamburguesas y comer en casa. Llegamos al departamento y Micky fue corriendo hacia Scoo y yo aprovecho estos minutos para hablar con Isa mientras servimos la comida.

- Isa... - Me acerco a ella para que mi hijo no pueda oírnos. - Sobre Sarah, vera......

- Eso lo hablaremos después de cenar, Micky tiene escuela mañana y debe dormir temprano. - Tras decir eso se aleja hacia la mesa del comedor.

Realmente la cague, jodi todo lo que tenemos por no decirle la verdad, por no contarle la verdad del origen de Micky y por no haber sabido que Sarah trabaja en ese restaurante, seguro ella lo administra, eso quiere decir que es su nueva jefa. ¡Dios! Esto no puede ser peor.

La cena transcurre casi en silencio, solo se escuchan los relatos de nuestro pequeño diablillo sobre su día en el colegio y alguna que otra intervención de Isa o mía. Terminamos de comer y mi novia lleva a Micky al baño para que se lave los dientes y luego a su cuarto para acostarlo. En otra ocasión los acompañaría, pero me doy cuenta que Isa no quiere que esté ahí, así que me limito a limpiar y lavar los platos que usamos.

Al cabo de unos minutos después, la mujer más hermosa que conozco sale de la habitación con los ojos llorosos y siento que me quedo sin aire, porque mi corazón se estruja en mi cuerpo y el único responsable de todo este dolor soy yo. Ella no se merece esto.

Siempre he sido reservado con el tema de Micky porque no quiero recordarle lo que ha tenido que pasar a tan temprana edad, ni quiero darle entrada a nadie para que lo pueda lastimar con eso. Y sé que Isa no lo lastimaría con esa información, sino al contrario, lo querría y protegería más. Sin embargo, no le dije la verdad, ¿Por qué? ¿Por qué no le tenía confianza? No, no era eso. ¿Por qué no dije la verdad en un principio y luego me fue difícil decirla? Sí, en parte sí. Pero la mayor parte fue porque había pasado mucho tiempo sintiendo lástima por mi y mi hijo, por todo lo que perdimos y no volveríamos a tener, por las traiciones y muertes. Había construido una burbuja sobre nosotros y no dejaba que nadie más entrara, aunque no contaba que la mujer más dulce y sexy sacudiría nuestro mundo, y nos devolvería la felicidad y el calor de hogar. Y yo arruine eso, ahora no sé si lograré repararlo. 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora