CAPÍTULO VIII

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10 AÑOS ANTES...

ISA

Llegó el momento, hoy es el día. Me levanté más temprano de lo usual para arreglarme y verme bonita. Tengo puesto mi vestido favorito, un vestido hasta la rodilla de color blanco con flores moradas. Con unos zapatos de tacón quedarían mejor pero mi madre dice que soy muy joven para ir a la escuela con ellos, así que me conformo con usar mis converse blancas. Bajo al comedor y, mis padres y Santiago están sentados desayunando.

- Ven a sentarte, Isa. - Me llama mi papá jalando la silla que está a su costado para que me siente en ella.

- Voy tarde, papi. Solo me llevaré unas tostadas para el camino. - Me apresuro a agarrar algunas de la mesa y ponerlas en un recipiente.

- ¿A dónde te vas? Si aún es temprano para la escuela. - Cuestiona mi mamá impidiendo que avance hacia la puerta.

- Mackenzie quiere que la ayude con una tarea antes de clase, por eso me vendrá a recoger pronto. - La esquivo y cuando estoy a punto de salir por la puerta, a mi adorable hermano se le ocurre abrir la boca.

- ¿Qué? ¿Ayer no pudiste ayudarla? Si estuvieron toda la tarde juntas - Cualquiera pensaría que es el típico hermano molesto que le encanta arruinar mis planes, sin embargo, Tiago no es así, él se comporta de esa forma porque le gusta cuidar a su hermanita menor. Pero, no podemos salirnos de nuestros papeles, así que le respondo.

- ¿Quién?

- Tu quien mas va ...

- ¿Quién te ha preguntado? Porque yo estoy hablando con mis papás. - Los cuales tras el comentario del metiche ahora me ven con mucha curiosidad por saber qué está pasando.

Justo en ese instante suena un claxon y se que es Kenzie. Salvada por la campana. Recojo mi mochila del suelo y abro la puerta principal

-Ya me voy, los amo. - Salgo tan rápido que con lo justo logró oír la despedida de mi papá.

- Adiós, cariño. Cuídate.

Cruzó el umbral de la entrada y encuentro el Jeep negro que los padres de mi mejor amiga le compraron por su cumpleaños 16, hace solo unas semanas. ¿Y por qué ese modelo en específico? Pues, Kenzie se ha visto unas 7 veces todas las temporadas de Gilmore Girls y quería un auto como el Lorelei. Yo también quiero cumplir esa edad, aunque no tendré mi fiesta de dulces 16, puesto que, ya tuve mi quinceañero. Todo fue como un sueño, pero que tu primo sea tu chambelán no es la mejor opción.

- ¡Sube nena, que hoy es el día.! - Grita la chica pelirroja, delgada, alta y guapísima que le gusta utilizar siempre una media cola alta que enmarca sus hermosos pómulos, y que por suerte es mi mejor amiga. Por ende, me apresuro a subir al asiento de copiloto, rezando que mi familia no haya escuchado.

- Kenzie, ¿tienes que gritarlo?, mis padres pudieron escucharte.

- No te preocupes por eso, guapa. ¿Estas lista? - Lo último lo dice con una gran sonrisa que no sé quién está más emocionada con esto.

- ¡Sí!.... No .... No, sí. Sí, lo estoy ¿Trajiste lo que hicimos ayer? - ¡Dios! Estoy tan nerviosa que siento que voy a vomitar, pero no. Ya me decidí hoy lo haré.

- Obvio, y tienes que felicitarme por no haberlos comido, sabes que tus brownies son mi postre favorito. Nena, deberías dedicarte a esto cuando nos graduemos, seguro serás una chef famosa.

En realidad ese es mi sueño desde niña, ser una repostera famosa, que prepara postre ingeniosos y deliciosos. Sin embargo, ese sueño ha ido esfumándose cuando mis padres empezaron a mencionar cada vez más que podía estudiar economía porque sé de matemáticas. Sé que su insistencia es porque quieren que tenga un "carrera profesional", pero no es mi sueño.

- Sí, tal vez sí - Sonrío tristemente porque se que no será así.

Quince minutos después y un karaoke improvisado de Katty Perry, llegamos a la escuela justo a tiempo para ver al lindo de Stefan DeLuca entrar al lugar, tal y como lo planeamos.

- Isa, ya sabes, nada de nervios. A él le va encantar. Cualquier chico sería afortunado de estar contigo.

- Gracias, te quiero, supernova. - Acerco mi mano a la suya, le doy un apretón suave y nos quedamos un rato sonriéndonos.

- Y yo a ti. Ahora ve, antes de que nos pongamos a llorar.

Me bajo del auto y camino hacia un futuro incierto. Solo con una caja de brownies, mi mochila y la poca valentía que tengo.

Dobló en el pasillo de entrada y ahí lo encuentro. Se ve tan lindo con su cabello negro ondulado cayendo sobre su frente, esta abriendo su casillero, camino hacia él pero su amigo Trevor se acerca y mi plan se estropea. Me meto en el espacio que hay entre los casilleros y el dispensador de agua, cerca de ellos.

- Super estrella, ¿Cómo estas? Supe que estuviste genial en el partido del sábado - Dice Trevor con una sonrisa petulante, aún no se porque son amigos.

- Hola, Trevor. Si nos fue bien, el equipo se esforzó y conseguimos la victoria. Te echamos de menos en el juego.

- Ah sí, también extraño jugar, pero el fútbol no es lo mío, no termina por gustarme tanto. - Mentira, todos sabemos que juega pésimo y por eso el entrenador lo sacó del equipo, aunque él nunca lo va admitir. - Verdad, ¿Te enteraste?

- Mmm.. ¿De qué?

- Que a Isa de nuestra clase de literatura le gustas y mucho. Hasta tiene en su cuaderno escrito tu nombre y el suyo encerrado en un corazón. Es gracioso - Se ríe tan fuerte que una parte de mi lo agradece porque así no se oyó mi jadeo de sorpresa al escuchar lo que dijo. No puedo creer que sepa que Stefan me gusta, y eso de los nombres es mentira, solo lo escribí una vez y deseche la hoja que utilice.

- Ahh.... No sé de quién me hablas, la verdad. - Un puñal, eso sentí en mi corazón. Entonces, las sonrisas de saludo o las que me daba cuando cruzábamos miradas, ¿eran solo mi imaginación? ¡Qué tonta!

- La gordita que siempre está con Mackenzie, la capitana del equipo de natación.

- Si, la guapa. Si la conozco a ella, y creo que a su amiga también. - ¿Cree? Nos hemos visto cada martes por casi 7 meses y ¿no sabe quién soy?

- Bueno, ¿Qué te parece, Isa? ¿Si se te declara, la aceptarías? - Incurre el niño más molesto de manera insistente, y si no fuera porque me siento fatal en este momento y tuviera la certeza de que no moriría de la vergüenza, me presentaría y haría la misma pregunta.

- No, amigo. No la conozco, no quiero nada con ella.

- ¿Y con su amiga? - Le da un codazo amistoso y le sonríe sugestivamente. Asqueroso.

- Esa es otra historia, ella es muy bonita.

Y eso fue suficiente para mi. Salí corriendo hacia el baño más cercano sin importarme que me vieran. Me siento humillada, ¿Cómo fue que creí que tal vez le agradaba y que podría gustarle? Me meto en uno de los cubículos del baño a llorar, y sin darme cuenta me perdí la clase de matemáticas, además, 26 llamadas de Kenzie. Aunque se que no es su culpa, no la quiero ver.

Solo me queda esperar a que suene el timbre e ir a mi clase de arte. Total solo quedan unos meses, ya no lo veré en clase y después de eso no lo quiero ver de nuevo en mi vida. 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora