CAPÍTULO XXVII

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ISA

A las 2 de la tarde, Stefan y Micky pasaron a recogernos para ir a almorzar juntos. Mi apuesto novio como siempre quería ir a un lugar de pastas, entiendo que sea de ascendencia italiana pero creo que a veces se excede. Sin embargo, Kenz y mi pequeño terrible querían comida mexicana. Y aunque me encantará una buena pasta y Stefan, tenía mucho antojo de comida picante, así que fuimos a "La Mexicana" un restaurante que está cerca a mi casa, y puedo decir que su comida es deliciosa.

- Cariño, debes probar los tacos de barbaco, aquí los hacen demasiado ricos.

- ¿Tiene picante? Porque no puedo soportar mucho. - Me responde Stefan mientras examina la carta de comida.

- ¡No puede ser! - Mi mejor amiga grita y seguidamente se ríe, su risa continua unos segundos más hasta que nota que está llamando la atención y se detiene. - No puedo creer que no comas nada picante, Isa no puede vivir sin echarle ají a todo, por eso cada vez que voy a comer algo que ella prepara, siempre llevo un antiácido. Querido, más a sufrir.

Kenzie continúa riendo pero con discreción y Stefan luce avergonzado. Llegando a casa la mato.

- No seas exagerada Mackenzie, no siempre como con ají la comida. - Le doy una mirada fulminante. - Sabe...

- Creo que pediré lo que me recomendaste, amor. - Volteo a verlo sorprendida.

- Stefan, no tienes que hacerlo, si no te gus.... - Me roba un beso tierno en los labios y continua.

- Ya estamos juntos en esto, debo adaptarme a tus gustos también. - Para este momento sonrió como tonta y no presto atención a lo que pasa hasta que el mesero me pregunta que deseo ordenar.

Mientras comíamos, Micky le comenzó a contar a Kenz la vez que me tiro el balde de agua sucia y ella para respaldar a que soy una tonta, le contó la vez que me lleno de crema batida los zapatos después de gimnasia y que tuve que irme así a casa porque escondió mi otro par. Les juro que la odie después de eso, pero se me paso rápidamente cuando transforme sus pantalones favoritos en una especie de short desigual. Ambos lucían muy lindos contándose las maldades que me habían hecho.

Stefan y yo conversamos de cómo le fue el día de ayer con nuestro pequeño diablillo y yo le conté lo que estaba planeando hacer, él me felicitó y abrazó. Fue en ese momento que me di cuenta que siempre quería que mi vida fuera así, rodeada de mis personas favoritas, con sueños por cumplir, con amor de sobra y radiantemente feliz. Aunque no sabía que en tan solo unas semanas eso se iba a ver amenazado.

STEFAN

Antes de salir del restaurante le hice una seña a Isa para que me acompañe al baño, me moría de ganas de besarla pero la forma en lo que quería hacer no era apto para la vista de mi hijo. Así que nos escabullimos a la parte de atrás del restaurante y nos besamos intensamente, sus suaves labios sobre los míos, después de unos días y la llamada de ayer me sabían a gloria y dulce. Sus dedos se clavaron en mi cabello y su lengua se movía hábilmente en mi boca. Estoy en un punto donde solo quiero más y más de ella, pero por el momento eso debe esperar.

Regresamos con una sonrisa a la mesa.

- Bueno, estuve hablando con el jovencito presente y hemos coordinado una cita de juegos.

- ¿Qué? ¿Una cita de qué? - Isa la mira burlonamente y su amiga mantiene una mirada neutral.

- Así es queridos padres de familia, así que Micky y yo nos iremos a casa de Isa para ir a pasear con Scoo y ustedes pueden disponer de ese tiempo como deseen. - La mujer que ni siquiera ha pedido mi permiso para llevarse a mi hijo me guiña el ojo. Y sé a qué viene todo esto cuando lo hace.

- Te agradezco mucho que eh... quieras llevar a mi hijo a jugar pero no quiero causarte ninguna molestia. Además, tú estás aquí para ver a Isa.

- Roba-mejores amigas - Isa suelta una risa ahogada. - Para mí no es ninguna molestia salir a jugar con mi nuevo amigo. Y sobre la nueva mami, ya la he visto mucho, necesito un descanso de ella y creo que tú necesitas estar con ella, de manera urgente. - Volteo a ver a mi novia porque aun no puedo creer lo que acaba de decir Kenzie, y ella está tan roja como un tomate, que para este punto no se que me causa más gracia. Si las insinuaciones de su amiga de que debemos tener sexo o el rostro avergonzada de Isa. Así que hago lo que todo hombre sabio haría.

- Señorita antiácido, agradezco la oferta y la acepto. Nada de dulce después de las 7pm, y pasaré a recoger al señorito a las 9pm.

- Me parece bien, señor italiano. Y no sé preocupe por la hora que Micky y yo podemos hacer pijamada.

- ¡Sí! - Grito Micky y fue en ese instante que Isa no se contuvo más y se empezó a reír a carcajadas.

En ese momento no sabía quién era más feliz, mi hijo porque iba a jugar con su nueva amiga que de seguro le iba a enseñar bromas que luego las replicará con Isa y conmigo o yo que iba a jugar con mi sexy novia a algo que él no podrá hacer hasta que tenga al menos 18 años. 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora