CAPÍTULO XXV

36 1 0
                                    

ISA

A la mañana siguiente, me levanté super temprano, me bañe, saqué a pasear a Scoo, compré el desayuno (si, porque no siempre quiero cocinar, no me juzguen, ¿ok?) y desperté a la bella durmiente.

- Isa, ¿te das cuenta que son las 8 de la mañana de un sábado? - Mackenzie trabaja en las noticias de la noche, así que su horario es dormir tarde, despertar tarde. - Lo de ser nueva mami te ha cambiado mucho. - Sigue quejándose pero entra al baño para lavarse la cara y venir a desayunar conmigo en pijama aun.

- Kenz, ¿no has escuchado el dicho "El que madruga Dios lo ayuda"? Y yo ahora necesito ayuda divina. - Scoo esta detrás mío a ver si se me cae un cachito de mantequilla que compre.

- Y tú, ¿has escuchado mi dicho "Mi sueño es sagrado"? - Sale del baño y se sienta en la barra.

- Cariño, solo estarás 2 días más, tenemos que aprovecharlo al máximo. - Rodeo la barra y la abrazo. - Ahora, bella durmiente, come porque tendremos un largo día.

...........

Después del desayuno, Mackenzie y yo hicimos una exhaustiva investigación sobre qué lugares necesitaban personal en cocina, en este punto no me importaba el puesto, solo estar en una cocina trabajando.

A pesar de haberme dormido profundamente, ni en mis sueños dejé de pensar en todo, y esta mañana decidí que Stefan tenía razón, mi lugar era en una cocina, aunque eso dejé poco tiempo con mi niño. Así que, envié mi cv a varios restaurantes, pero recé porque me aceptaran en los puestos que tengan al menos algo que ver con lo que estudie, claro, no pido ser la chef principal, porque aun no creo que tenga las capacidades necesarias para ese puesto.

Luego de enviar masivamente mi cv, decidimos que era momento de almorzar y como mi mejor amiga ahora es rica y famosa, "no la podían ver comiendo en cualquier restaurante" (sus palabras, no las mías). Así que fuimos al restaurante gourmet en la azotea del hotel LaFonte, un hermoso lugar que tiene decoraciones como una pequeña Roma.

- Guapa, pide lo que quieras que yo invito. - Kenzie sonríe mientras ojea la carta.

- Obvio que lo harás tú, recuerda que estoy desempleada en estos momentos. - Y porque aunque trabajara no me alcanzaría para pagar en un lugar así.

- Bueno, cariño. ¿Cuándo conoceré al amor de tu vida? - Me dice bajando la carta de mi vista.

- Pronto, tal vez. - Me vuelvo a esconder detrás de la carta. No es que no quiera que conozca a Stefan, pero quiero disfrutar de mi mejor amiga todo el tiempo posible y si veo a mi hermoso novio, sé que no podré apartarme de él. No lo veo un día y ya lo extraño.

- ¿Pronto? Entiendo que estés muy enamorada, Isa, pero quererlo solo para ti es avaricia, ya sé que le gustaba en la secundaria pero eso es cosa del pasado. Que sea una famosa y hermosa presentadora, no hará que cambie su amor por ti.

- Te olvidaste egocéntrica, peliteñida, narcisista, desordenada y que una vez se orinó en mi cama. - Mackenzie se pone tan roja como tomate con esa última frase, que es evidente que se avergonzó y al mismo tiempo se molestó un poco, porque su siguiente acto es jalarme un mechón de mi cabello. - Auch, ¿qué tienes?

- Cállate, ¿Por qué dices eso en público?¿Quieres arruinar mi imagen?

- Cariño, tu imagen se arruinó cuando saliste con ese congresista. - Le regresó el jalón de orejas.

- Tienes razón, ni más aceptó una casa en la playa por una cita, no valió la pena. - Su rostro se suaviza y se ríe.

- ¿Tienes una casa en la playa?

- Tenía, la vendí. Nunca debes dejar evidencias, guapa. - Se parte el cabello del hombro y me guiña un ojo. Siempre tan juguetona y seductora, esa es solo su fachada frente a los demás, porque la Mackenzie que yo conozco desde los 12 años, es una mujer inteligente, decidida, amable y ama con todo su corazón. Es por eso ultimó, que no sus relaciones amorosas no durán más de 6 meses, tomé entregar su corazón de nuevo y salir lastimada, como la última vez.

- Sabes, al menos pudimos haberla disfrutado un fin de semana.

- Será con la próxima casa de playa, querida. Ahora, no me cambies de tema, ¿Cuándo conoceré a tu galán? 

De la cena al postre, hay un bocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora