—...creo que se agotaron los otros.
—¿Tú qué harás, Enid?
Wow, había hamburguesa para almorzar.
—¿Enid?
Y además soda roja, ¡soda roja!
—¡¿Enid?!
¿Será que la señora Claudia se levantó de buen humor hoy y cocinó algo más delicioso?
—¡¿ENID?!
Di un respingo por el grito de Holly ¿qué había dicho? Daba igual ¡hamburguesas para almorzar!
—¿Qué? —pregunté, haciendo fila para tomar la bandeja, ellos detrás de mí.
—No has escuchado nada de lo que te estábamos diciendo, ¿verdad?
—¿Sinceramente? No. —ya era mi turno para recoger el almuerzo —. Una hamburguesa y soda roja, por favor señora Claudia.
—Señorita, Enid, señorita —rectificó con una sonrisa poniendo mi almuerzo en la bandeja.
—Gracias, señorita.
Sonrió.
Señorita y una mierda, tenía unos cuarenta y tantos años.
Henry y Holly venían detrás de mí.
Nos sentamos en la mesa, yo me dispuse a deborar mi deliciosa hamburguesa y ellos a mirarme con una ceja encarnada.
—¿Qué?
—¿Enserió no escuchaste nada de lo que te dijimos?
Vale, piensa, piensa, piensa.
—Sí, creo que el gobierno está haciendo un buen trabajo.
—La perdimos —Henry se echó para atrás en su silla.
—Lo siento —me sincerizé aún comiendo mi almuerzo —, ¿decían?
Holly suspiró y se inclinó hacia delante con los codos flexionados sobre la mesa y las manos en su barbilla.
—No hay más cupos —suelta.
—¿Cupos para qué? —pregunté confundida.
—Dios santo —se deja caer hacia atrás —. Henry.
—Prometiste unirte conmigo a algún club, y ya no hay cupos, excepto por uno.
Ah, sí había prometido eso.
—Tú también prometiste algunas cosas, querido amigo.
Puso los ojos en blanco.
—Sí, sí, ya sé que, te tengo que llevar al Burger King y debo comprarte los putos audífonos.
—Y... —lo invité a seguir.
Resopló y se acomodó en el asiento.
—Y iré con Holly y contigo de compras un día entero.
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Secreto: Oscuro Y Perverso
RandomUn psicópata y una chica normal, ¿qué podría salir mal?