Estoy en mi habitación...
No, no es mi habitación...
O talvez sí...
No lo sé...
Está oscuro...
Muy oscuro...
No me gusta la oscuridad...
Alguien está tocando la puerta...
No abriré...
Sé quién es...
—Pequeña Enid, ¿por qué no me abres la puerta?
Lágrimas caen en mis mejillas...
—Ábreme —demandó la voz, ya furiosa.
—No... vete...
—Solo voy a ayudarte, necesitas ayuda ¿sí? Déjame pasar.
¿Por qué no se va?
¿Qué quiere de mí?
—Vamos, si soy yo,...
Desperté.
Me levanté de un salto de la cama, sudada, con mechones de mi cabello rubio pegados a mi frente.
Había sido una pesadilla...
Otra pesadilla...
La misma pesadilla...
¿Cuándo se acabaría esta mierda?
¿Duraría para siempre?
¿Seguiría con esto para siempre?
Suicidio...
No, yo quería un futuro.
Me limpié las lágrimas de mis mejillas y me levanté para ver la hora en el reloj de aguja.
3: 34am.
Mierda.
Todavía era de madrugada.
Mierda, mierda y más mierda.
¿Y ahora qué hacía?
No me volvería a dormir.
Y la habitación estaba a oscuras...
Vale, basta.
Es mi habitación, es mi habitación, es mi habitación.
No hay nadie aquí, solo yo.
Esperen... ¡No hay nadie aquí!
Encendí la lamparita de mi mesa de noche.
Muy linda, por cierto, era de una abejita y una flor, le tocabas la cabeza y ya encendía.
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Secreto: Oscuro Y Perverso
RandomUn psicópata y una chica normal, ¿qué podría salir mal?