| Capítulo 8 |

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El mundo es muy pequeño y un hijo de puta

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El mundo es muy pequeño y un hijo de puta.

Aveces hay ocasiones en las que te encuentras a tu ex en algún lugar incómodo, otras donde tienes que trabajar en equipo con alguien con quien no tienes muy buena relación en ese momento, o cuando estás en un puto club de fotografía y el encargado es el mismo chico que te grabo masturbándote y que además de eso te pidió tener sexo con él y tú accediste.

Y esa era mi situación incómoda.

De verdad que el mundo era un cabronazo.

—¿Algo que añadir? —preguntó esa voz tenebrosa para todo el grupo.

La lección había empezado hace unos veinte minutos, yo solo podía apartar la mirada para que cierto chico no recayera en mi presencia, para hacerlo más realista me puse la capucha de mi sudadera.

Por suerte, Anny y yo estábamos hasta las sillas del fondo. Era sorprendente como ese lugar se llenaba, al parecer a muchos les gustaba la fotografía.

Todavía tenía esa duda de qué mierda hacía Edward aquí, es decir, obviamente era el encargado, pero ¿no que tenía veinte años? ¿De verdad le gustaba tanto esto que decidió volver a un instituto?

—Yo —una chica levantó la mano.

—Adelante —respondió él.

La chica era muy guapa, muy guapa, ojos azules y cabello negro largo y liso.

—¿Traeremos cámaras?

Venga ya, era obvio.

Hasta yo sabía eso, osea, estábamos en un puto club de fotografía, algo me hizo pensar que solo lo preguntó porque quería hacerse la importante frente a nuestro encargado.

Y ese algo se comprobó cuando lanzó la siguiente pregunta:

—¿Usted será nuestro encargado hasta que acabe el club?

De repente una sensación extraña, que me hizo endurecer el ceño, me invadió. No le presté atención.

—Respecto a tu primera pregunta, sí, tendrán que traer una cámara, preferible de buena calidad, no me vengan con que no tiene dinero porque están en un puto instituto privado —dijo serio con su mirada de querer matar a todo el mundo —, y a la otra, espero que sí.

—Yo también lo espero —dijo la chica sentándose por fin.

No pasé por alto el tono seductor en que lo dijo.

—Bien —siguió el psicópata ignorando completamente el comentario de la chica —, como les estaba explicando...

Lo dejé de escuchar para reparar disimuladamente en su apariencia: hoy llevaba unos pantalones negros con unas rasgaduras en la parte de las rodillas, una camiseta de manga corta negra que dejaba ver sus muy trabajados músculos y unos tenis blancos.

Secreto: Oscuro Y PerversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora