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—¿Y por qué ese hombre se inclina sobre el refri?
—Porque quiere asustar a la chica y lo logró, ¿lo ves? —señalé la pantalla del televisor —, se le ha caído el teléfono al suelo.
Richard se quedó unos segundos en silencio.
—¿Qué es un ragut de angus y un strudel de manzana? ¿Y dónde queda Paletolandia?
—Creo que son bebidas para adultos. Y también creo que esa cuidad no existe.
—Ya —y se metió un puñado de palomitas en la boca.
—Oye, me dejas, ¿eh?
Pero él estaba muy concentrado en la película.
—¡El perro va a atacar a la chica! —se le cayeron las palomitas de la boca —, pero ¡¿por qué ese chico no hace nada?!... eso... ¡Sí! ¡Con el sartén!
Sin embargo, cuando la chica no utilizó el sartén soltó un bufido.
Se quedó callado como una media hora, hasta que vi que los ojos se le habrían de par en par.
—Eh... ¿Enid?
—¿Sí? —yo estaba concentrada en la película.
Hombre más guapo, me mudaría a España solo por él, sí definitivamente, él sería mi nuevo Crush.
—¿Por qué la está tocando debajo de una piscina? Y... ¡¿Por qué ella le rodea la cintura con las piernas?! Y más importante... ¡¿POR QUÉ ÉL LA PEGA MÁS AL BORDE DE LA PISCINA?!
—Vale, miremos otra cosa —cerré la aplicación de Amazon en el televisor y entré en Disney +
—¡¿Por qué la cambias?!
Estábamos en un tipo de tarde de películas, sentados en el piso de mi habitación, con un bote de palomitas enorme, yo sentada con la espalda pegada al colchón y Richard entre mis piernas.
Pero fue mala idea ponerle esa película, aunque era mi favorita, él aún era un niño, y talvez papá me mataría si supiera que le enseñe película para mayores de su edad.
—Porque miraremos las aventuras de Spiderman.
—Meh.
—¿Ya no te gustan?
—Yo quería seguir viendo la película —se cruzó de brazos.
—Y yo quiero ver las aventuras de Spiderman.
Suspiró, acomodándose.
—Bien, pero solo porque tú quieres.
—Eres un cielo —le pellizqué las mejillas.
Puso los ojos en blanco, pero no me apartó.
Miramos unos cinco capítulos cuando Richard se volvió a mirarme.
