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-... tienes que hacer algo -susurró.
-No puedo... no quiero -escuché unos sollozos -, esto destruiría nuestra familia...
¡¿QUÉÉÉÉ?!
Me quedé inmóvil en la puerta.
Papá y la señora Harrison estaban hablando en el comedor.
Sé que es malo espiar conversaciones ajenas, pero, aquí estoy.
Henry llevaba cinco días aquí, sin llamar a sus padres.
Y ahora, yo estoy escuchando una conversación que no tiene que llegar a mis oídos.
-Por Dios -el golpe en madera sólida de papá me hizo dar un respingo -, ¡¿Cómo mierdas quieres que me quede callado, Rose?! ¡Mira cómo te dejó ese maldito!
¡¿Qué carajos?!
No sé que me dejó más perdida, el hecho que de la señora Rose esté lastimada, o que papá hablara de esa manera.
-Por favor... Jason -seguía llorando -... solo no permitas que mi hijo vuelva a casa, Patrick está como loco, dejé a mi niño con una de mis hermanas... no digas nada, te lo ruego... no quiero perder a mi familia...
-¡¿Qué familia, Rose?! ¡¿Qué clase de familia tiene a un golpeador de mierda como el cabecilla?! ¡Dime!
Sí, así era Jason Gilton, decía las cosas claras, aunque dolieran.
Escuché silencio, por parte de él y más sollozos por ella.
-Quiero ayudarte -dijo papá -, pero si no me dejas, no puedo hacer nada.
-Yo... yo no sé qué hacer...
-Denuncia -dijo firme.
-No puedo hacer eso... ¿qué sería de mí? ¿De mis niños? Tengo que pensar en ellos primero.
-Precisamente por eso tienes que hacerlo.
-Él... él...
-Él es un maldito, fue mi amigo en su tiempo, sí, pero no permitiré que te vuelva a poner un dedo encima, ni a ti, ni a Mason, y mucho menos a mi Henry.
Silencio.
Imaginaba a papá, frustrado.
-Mira, tu trabajo te da lo necesario para mantener a tus hijos, puedo subirte el sueldo en el hospital, puedo convertirte en mi asistente en vez de seguir siendo una enfermera -hizo una pausa, estaba desesperado -, incluso te ofrezco mi hogar, pueden vivir aquí el tiempo que quieran, pero por favor, denuncialo, si ese maldito le toca un solo cabello a mi chico, yo mismo lo mato.
Y ahí me di cuenta, que su cariño hacia mi mejor amigo, era el amor de un padre.
Henry era un hijo más para él, y un hermano más para Richard y para mí.
