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Es muy linda.
Joder, qué digo linda, ¡es preciosa!
Es un poco más alta que yo, su cabello rizado y negro le llega hasta el costado, y contrasta a la perfección con su piel morena.
Me gusta su estilo.
Trae unos shorts anchos que le llegan hasta arriba de la rodilla, una camisa blanca de tirantes y unos tenis del mismo color con una medias hasta el tobillo.
Estaba con cascos, tarareaba una canción mientras sacaba cosas de una caja.
¿Debería saludarla? ¿Presentarme?
Debo hacerlo, pensará que soy una loca por estarla observando.
No es la primera impresión que quiero darle.
Se veía amigable. Simpática.
Estaba a punto de acercarme cuando me vio y abrió los ojos de par en par.
—¡Joder! —la caja se le cayó al piso por el susto.
«Perfecto, Enid, perfecto»
Enseguida fui a ayudarla, y al agacharme ella levantó el rostro y su frente pegó con la mía.
«—¡Mierda! —exclamó.
Me separé un poco aturdida por el golpe y comencé a ayudarle a recoger.
—Lo siento —me disculpé poniendo mi mano en mi frente.
—¡Yo lo siento! —comenzó a meter rápido las cosas —. Menuda primera impresión.
—Lo mismo digo —sonreí —. Soy Enid.
—Lo sé —me estrechó la mano y la acepté —. Willow.
—Lindo nombre —le dije mientras seguía.
—Gracias, igualmente —sonrió, pero se quedó viendo muy fijamente mis ojos —. Wow, lindas lentillas, ¿dónde las conseguiste? Aveces me da por ponerme —río.
Yo reí un poco.
—Eh... no son lentillas.
Frunció el ceño mirando mis ojos.
—Es coña, ¿cierto?
Yo junté mis labios y negué con la cabeza.
Ella parecía estar trabajando dentro de su cerebro cuando por fin abrió de nuevos los ojos.
«—¡Demonios! ¡Lo siento! —se disculpó.
—No te preocupes —le sonreí restándole importancia.
—De verdad, de verdad, lo siento —dijo —. Pero... nunca había visto unos ojos así. Son muy lindos. Eres muy linda.
