Los recuerdos son fragmentos difusos en mi mente, desvaneciéndose justo cuando intento aferrarme a ellos. Pero esos dos, Alessio y Nicolai, se han vuelto mis anclas en una vida que siempre se ha sentido como un mar embravecido. Si bien su presencia...
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Me adentré en un campo de tiro en busca de una vía de escape de la confusión que me había envuelto. La puntería siempre había sido mi pasión, y en ese momento, disparar me permitía liberar tensiones y concentrarme en el presente.
Llevaba gafas de protección y auriculares para bloquear el ruido mientras me acercaba a la línea de tiro. Cargué mi arma con precisión y apunté hacia el blanco. Los disparos resonaban en el espacio, y con cada bala que impactaba en el objetivo, buscaba encontrar un sentido de control en mi vida que se había desmoronado desde que esos hijos de puta me convirtieron en lo que soy hoy, un arma letal con sed de venganza y liberación.
El estruendo de los disparos era ensordecedor, pero de alguna manera, la violencia controlada del campo de tiro me proporcionaba una sensación de calma. En ese momento, no era Ángel ni Fénix, sino simplemente una persona tratando de lidiar con las complejidades de mi existencia.
Cada disparo era una expresión de la frustración y la confusión que sentía en mi interior. ¿Cómo podía reconciliar las dos mitades de mi ser, las dos identidades que parecían estar en constante conflicto? Era una pregunta sin respuesta, al menos por ahora.
Finalmente, cuando las balas se agotaron y el humo se disipó, dejé mi arma en la mesa, sintiéndome agotada pero ligeramente más centrada. Sabía que debía encontrar una manera de equilibrar a Ángel y Fénix, de hacer que coexistieran en armonía. Pero por ahora, el campo de tiro me proporcionaba un breve respiro en medio de la tormenta emocional que me rodeaba.
Mientras estaba absorta en mi reflexión en el campo de tiro, Lucas intervino, acercándose a mí con preocupación en sus ojos.
—Ángel, ¿estás bien? —preguntó, su voz llena de preocupación.
Tomé un profundo aliento y traté de ofrecerle una sonrisa forzada. —Estoy tratando de descubrirlo, Lucas.
Lucas asintió, demostrando su comprensión. Sin embargo, antes de que pudiera responder, su expresión cambió bruscamente.
—Ángel, necesito que escuches. Alessio me llamó —anunció con urgencia—. Dijo que está de camino a la casa.
La noticia de que Alessio se dirigía a la casa me tomó por sorpresa. Aunque había actuado como Ángel en la llamada, aún estaba lidiando con mis propios conflictos internos. Tenía que tomar una decisión rápida sobre cómo enfrentar esta situación.
—Bien, es hora de que Alessio conozca a fénix.
Lucas puso una mano reconfortante en mi hombro. —Primero, mantén la calma. Tenemos que evitar que Alessio descubra la trampa a toda costa. Necesitas actuar como si nada hubiera cambiado. Recuerda, eres Ángel en este momento.
Asentí, dispuesta a seguir sus instrucciones. Por ahora, tenía que dejar mis propias luchas internas de lado y centrarme en mantener el plan que habíamos diseñado.
Siguiendo el consejo de Lucas, me dispuse a actuar como Ángel mientras nos dirigíamos a la casa. Aunque mi mente seguía llena de confusiones y conflictos internos, sabía que no podía permitir que Alessio descubriera nuestros planes.
