Los recuerdos son fragmentos difusos en mi mente, desvaneciéndose justo cuando intento aferrarme a ellos. Pero esos dos, Alessio y Nicolai, se han vuelto mis anclas en una vida que siempre se ha sentido como un mar embravecido. Si bien su presencia...
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Al entrar precipitadamente en mi habitación y sentir los brazos que me envolvían, mi reacción fue puramente instintiva. Mis puños se movieron con fuerza antes de que mi mente procesara la situación por completo, y uno de ellos conectó con el pecho de la persona que me sostenía.
El impacto fue suficiente para hacer que Alessio retrocediera un paso, y su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y preocupación. Fue entonces cuando finalmente lo reconocí, y la confusión y la vergüenza se apoderaron de mí.
—¡Alessio! —exclamé, sintiéndome apenada por mi reacción. Mis mejillas se tiñeron de rojo mientras retrocedía, alejándome de él. -Lo siento, no sabía que eras tú... Pensé que era un intruso o algo así.
Alessio frunció el ceño, pero luego asintió comprensivamente. —Está bien, gatita, no pasa nada. Debería haber anunciado mi presencia antes de acercarme. No era mi intención asustarte.
Aunque se mostraba calmado, podía ver una mezcla de preocupación en sus ojos. La vergüenza seguía ardiendo en mí mientras me disculpaba una vez más, lamentando la reacción desproporcionada. Estaba claro que mi día lleno de confusión y emociones había dejado su marca.
Alessio me miró con una sonrisa tranquilizadora, y antes de que pudiera reaccionar, me atrajo de nuevo hacia sus brazos. La intensidad de su mirada me hipnotizó, y luego, sus labios encontraron los míos en un beso lleno de amor y pasión.
Nuestros labios se fundieron en un dulce y apasionado encuentro. Sus labios eran suaves y cálidos, y enseguida sentí la dulce presión de su boca sobre la mía. Nuestras lenguas se encontraron en un baile íntimo y sincronizado, entrelazándose con deseo y ternura.
El beso era un recordatorio de la conexión profunda que compartíamos. Mis manos se aferraron a su espalda, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el mío. El latido de mi corazón se aceleró, y la habitación pareció desvanecerse mientras nos sumergíamos en nuestro propio universo de amor y deseo.
Cerré los ojos, dejándome llevar por la intensidad del beso, y todos los miedos y preocupaciones se desvanecieron en ese instante. Estaba en los brazos de Alessio, el hombre que me hacía sentir completa, y no había lugar para la confusión o la inseguridad.
Después de ese beso apasionado, Alessio y yo nos separamos con respiraciones entrecortadas. Sus ojos aún ardían de amor mientras me acariciaba la mejilla con ternura.
—Te he echado de menos todo el día, gatita —susurró Alessio con voz suave, sus labios rozando los míos en un gesto cariñoso.
Me sentí abrumada por la emoción, pero una preocupación se aferró a mi mente. Miré a Alessio y le pregunté con tono preocupado.
—Alessio, ¿has sabido algo de Nikolai? Se fue temprano a Italia y no he sabido nada desde entonces.
La mención de Nikolai trajo consigo una sombra de preocupación a los ojos de Alessio. Su expresión se volvió seria mientras consideraba la pregunta. Era evidente que algo no estaba bien, y mi corazón latía más rápido ante la incertidumbre que rodeaba a su hermano gemelo.
