Los recuerdos son fragmentos difusos en mi mente, desvaneciéndose justo cuando intento aferrarme a ellos. Pero esos dos, Alessio y Nicolai, se han vuelto mis anclas en una vida que siempre se ha sentido como un mar embravecido. Si bien su presencia...
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Nueva York tenía un ritmo y una energía que siempre me resultaban revitalizantes. La ciudad era un hervidero de negocios, y hoy no era la excepción. Estaba en una de las torres más altas de Manhattan, participando en reuniones cruciales para nuestras organizaciones. Mi padre, y mi tío Ethan, estaban presentes, consolidando alianzas y cerrando tratos que nos fortalecerían aún más.
Después de horas de negociaciones y compromisos, finalmente, las reuniones llegaron a su fin. Nos dirigimos a la mansión Ferratti, un majestuoso edificio en el corazón de la ciudad, nuestro refugio en esta jungla de asfalto.
El crepúsculo bañaba la mansión con una luz dorada cuando llegamos. Mientras subíamos las escaleras de mármol, sentí una mezcla de emoción y nerviosismo. Había una noticia importante que debía compartir con mi familia, algo que cambiaría nuestras vidas para siempre.
Entré en el amplio salón, donde los techos altos y las ventanas que llegaban hasta el suelo daban una sensación de grandeza. Mi madre, y mi hermana, ya estaban allí, charlando animadamente. Mi padre y Ethan se unieron a nosotros poco después, con semblantes satisfechos por los resultados del día. Abigail, también estaba presente, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad.
-Familia, tengo algo importante que anunciar -dije, llamando su atención.
Todos se volvieron hacia mí, curiosos y expectantes. Mi padre se apoyó en el respaldo de una silla, mientras Ethan y Abigail cruzaban los brazos, observándome atentamente.
-¿De qué se trata, hijo? -preguntó con su habitual tono autoritario pero afectuoso.
Tomé aire y miré a mi alrededor, a las caras de las personas que más amaba y respetaba en el mundo.
-He decidido que es el momento adecuado para formalizar mi compromiso con Ángel -anuncié, observando las reacciones de cada uno.
Mi madre fue la primera en reaccionar, con una sonrisa radiante.
-¡Eso es maravilloso, Alessio! -exclamó, acercándose para abrazarme.
Lisset sonrió ampliamente, compartiendo la alegría de nuestra madre.
-Ya era hora, siempre supe que ustedes dos estaban destinados el uno para el otro -dijo, con un brillo en los ojos.
Sin embargo, noté una sombra de preocupación en el rostro de Ethan y Abigail. Mi padre también parecía pensativo, aunque no menos complacido.
-Alessio, ¿estás seguro de esto? -preguntó Ethan, su voz cargada de una mezcla de emociones.
Asentí firmemente.
-Sí, tío. Ángel es la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida. La amo y estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío para estar con ella.
Abigail dio un paso adelante, su rostro reflejando una profunda preocupación.
-Alessio, sabes que Ángel ha pasado por muchos traumas cuando era pequeña. Aunque ella no recuerda todo, sus demonios la siguen atormentando -dijo, su voz quebrándose ligeramente.
