Los recuerdos son fragmentos difusos en mi mente, desvaneciéndose justo cuando intento aferrarme a ellos. Pero esos dos, Alessio y Nicolai, se han vuelto mis anclas en una vida que siempre se ha sentido como un mar embravecido. Si bien su presencia...
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Desde que descubrí el sabotaje a mis cuentas bancarias, supe que debía actuar con determinación. La sensación de vulnerabilidad me invadió, pero también despertó una determinación feroz de encontrar al responsable y hacerle pagar por sus acciones. Ahora, frente a mí, estaba el encargado de seguridad, quien debía proteger mis activos pero parecía estar involucrado en el sabotaje. Mis cuentas estaban divididas, una precaución que tomé en el momento que tomará el control, sólo las cuentas de los Ferratti fue atacada.
—¿Sabes por qué estamos aquí, Marco? —pregunté con voz firme, manteniendo mi mirada clavada en la suya.
El hombre, conocido como Marco, mantuvo la compostura pero sus ojos delataron un destello de nerviosismo.
—No tengo idea de lo que estás hablando, señor Ferratti—respondió con cautela.
—No juegues conmigo, Marco. Sé que algo anda mal y necesito respuestas claras —dije, aumentando la presión en mis palabras.
El silencio tenso llenó la habitación mientras esperaba su respuesta. Marco parecía medir sus palabras, consciente de la seriedad de la situación.
—Lo siento, señor Alessio, pero no sé de qué me acusa —contestó finalmente, con una mirada evasiva.
Mi paciencia comenzaba a agotarse, pero decidí seguir abordando la situación con cautela.
—Entonces, explícame cómo es posible que mis cuentas hayan sido saboteadas desde dentro de nuestra propia seguridad. Necesito entender qué está pasando —dije, controlando mi tono pero dejando claro que no toleraría más evasivas.
El sudor perlaba la frente de Marco mientras luchaba por encontrar una respuesta satisfactoria. La tensión en la habitación era palpable, como si estuviéramos al borde de un enfrentamiento decisivo.
—No tengo conocimiento de ningún sabotaje, Sr. Mi equipo ha estado trabajando diligentemente para proteger nuestros activos —respondió con voz entrecortada, su mirada desviándose hacia el suelo.
Mi ceño se frunció ante su respuesta ambigua. Sabía que algo no cuadraba y estaba determinado a descubrir la verdad, sin importar las consecuencias.
—Mis activos quieres decir. —Trate de controlar mis impulsos. Mire a mis hombre y una simple palabra salió de mis labios. —Atenlo —Mis hombres se apresuraron a obedecer mis órdenes, sujetando a Marco y asegurándose de que no pudiera escapar. El silencio se apoderó del lugar, solo interrumpido por los sonidos de la lucha de Marco por liberarse.
—Por favor, Sr. Alessio, le prometo que no volverá a ocurrir. Le juro que no se que sucedió. —suplicó Marco, con desesperación en sus ojos.
Respiré hondo, tratando de mantener la calma ante la traición de uno de mis hombres de confianza. Tome una decisión rápida y contundente para enviar un mensaje claro a los demás miembros de mi organización.
