Capítulo 1

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Perspectiva de Marina

Canción: Pero me acuerdo de ti, Cristina Aguilera.


Han pasado 4 meses desde que obtuve mi libertad, 4 meses que en realidad me han parecido 4 largos años. Todos los días me despierto empapada en sudor y gritando, tengo pesadillas constantemente y sufro de ataques de pánico, incluso a plena luz del día.

Se supone que soy libre, pero no me siento así. El demonio me atormenta cada segundo de cada día. Él incrustó sus garras en mí, de una forma aterradoramente profunda y ahora ya no tengo escapatoria. La culpa por lo que le hice me persigue y no me permite vivir en paz.

Desde ese día... el día ... mi nombre es Katherine García. Vengo de Latino América y me trasladé a la isla de Melantos en búsqueda de nuevas oportunidades. Anton, el abogado de... de él, me otorgó una nueva identidad y todo lo que se pueda necesitar para iniciar desde cero, papeles, un departamento y una tarjeta de crédito sin límite.

En un principio viví en ese departamento y usé su dinero, pero después de hallar una fuente de ingresos, me mudé y devolví todo lo gastado a la cuenta. No quiero deberle nada, no quiero que nada me vincule con... él.

Actualmente tengo un trabajo de media jornada como mesera en un cafetería y complemento renta apoyando en un club nocturno. En el club literalmente hago de todo, desde atender la caja hasta prepara los tragos, barrer y limpiar. También bailo y animo al público ciertos días, cuando el ambiente decae o está un poco flojo.

Sé que por mi historia trabajar en un lugar así no parece ser una buena idea, pero es el trabajo que más disfruto. Me encanta cuando la música y la gente estallan en el lugar, ese es momento cuando mi mente al fin está en calma. Todo ese ruido no me deja pensar y la tensión de mi cuerpo desaparece. 

También imparto clases de baile gratuitas a niñas pequeñas. Es un acuerdo muy bueno, yo imparto algunas clases y a cambio me permiten usar el estudio a mi antojo. Realmente me he esforzado por vivir una vida normal, pero ya nada es normal...

Me había sentido muy sola al llegar a la isla, hasta que conocí a Hanna. Ella se ha convertido en mi bote salvavidas y creo que yo en el suyo. Tiene 23 años y viene desde Rusia, pero habla mi idioma a la perfección, pues su madre era española. Llegó a la isla casi al mismo tiempo que yo y apenas nos conocimos compatibilizamos. Acordamos vivir juntas y así apoyarnos con los gastos.

Ella sabe que atravesépor una situación difícil, que viví algo que me dejó una gran cicatriz, pero jamásme ha presionado para que se lo cuente y se lo agradezco. La verdad es que es una excelente amiga. Yo también sé que ella carga con heridas del pasado, pero yo tampoco he querido preguntar. Sinceramente creo que ninguna conoce realmente a la otra, pero el dolor que escondíamos en nuestras almas nos hizo entendernos de una forma única y muy especial. Nos apoyamos como si fuéramos familia.

—Tierra llamando a Kathy — me llama la atención mi jefe, mientras yo estoy perdida en mis pensamientos.

—¿Sí? — pregunto al volver a la realidad.

—Mesa 4. — Me extiende la bandeja con el pedido.

—Claro. Lo siento, estaba en las nubes. —Me disculpo sacudiendo mi cabeza.

Jack me mira con una sonrisa mientras niega con su cabeza. Tengo mucha suerte que mi jefe sea una persona tan comprensiva. Es un hombre de unos 50 años, regordete y algo calvo. Sin lugar a duda, una de las personas más amables que he conocido.

El Demonio que DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora