Perspectiva de Marina
Canción: Like That, Bea Miller.
— Nadie puede quedar satisfecha contigo, ¡micro pene! —grito saliendo de la habitación.
Furiosa camino hacia el pasillo, donde me encuentro a Felipe apoyado contra la pared riendo.
—Ni una palabra—gruño dirigiéndome a... ¿mi habitación?
Cierro de un portazo y me abalanzo sobre la cama para llorar con fuerza.
«¿Cómo se atrevió a hacerme algo así?»
Siento tanta ira y a la vez un fuerte dolor sobre mi pecho. Es un idiota, el más grande que he conocido. Decir que ella si es una mujer de verdad, decirle que ella es suya, como tantas veces me lo dijo a mí, ¡a mí! Tengo ganas de quemarlo todo.
«Soy una tonta, él es un jodido demonio»
Cuando las paredes de la habitación me asfixian, corro hacia al armario y me visto con un conjunto deportivo. Todo en este cuarto sigue igual, tal cual recuerdo, nada ha sido cambiado de lugar, pero ahora necesito salir de aquí. Salgo por la puerta apretando mis manos en puños.
Al bajar paso por la cocina y me paralizo al toparme de frente con Ana. Ambas nos miramos sorprendidas y mi ira desaparece instantáneamente.
—Estás aquí... —susurra de forma casi imperceptible.
—Ana—digo acercándome para abrazarla.
No me devuelve el abrazo, pero no me importa, yo la abrazo con mayor fuerza, hasta que carraspea su garganta.
—Lo siento. Sé que me debes odiar, pero yo te extrañé mucho —admito apartándome.
Ana me observa con un poco de tristeza, pero luego se vuelve muy seria.
—No la odio, esos temas no son de mi incumbencia—responde de forma cortante.
Me duele su frialdad, pero lo entiendo. Sí, yo lo traicioné, ¿pero es que todos han olvidado las cosas horribles que ese demonio me hizo a mí?
—Ana...yo... lo siento mucho—me disculpo a pesar de todo.
—Esas disculpas no me las debe dar a mí. Acabo de volver de hacer las compras, ¿se le ofrece algo?
—No, yo... no te preocupes.
—En dos horas tendré listo el almuerzo.
—Iré a bailar, no tengo hambre.
—Estará servido si cambia de parecer.
Se gira y vuelve a sus actividades, sin prestarme atención.
«Pelea Marina, tú puedes, pelea»
Salgo de la casa y voy directamente hacia la construcción del estudio de baile. La puerta parece estar bajo llave y por más que intento abrirla, esta no lo hace.
Tengo el corazón agitado y no lo resisto más. Camino hacia el gimnasio rezando porque este si esté abierto. Para mi suerte si lo está y no hay nadie adentro. Empujo las máquinas y enciendo la música. Selecciono la canción "Like that" de Bea Miller.
Comienzo a bailar dejando que la letra y melodía me envuelvan.
«No dejaré que ese demonio me gane. Se va a arrepentir. No me arrastrará a su oscuridad».
Bailo la canción una y otra vez, pero no logro tranquilizar mi corazón. Me paso literalmente horas bailando. Estoy en mi propio mundo, reconstruyendo mis partes, pegando todo con pegamento y cargando mi armadura.
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El Demonio que Deseo
RomanceSegunda Parte "El Demonio que Odio" ¿Qué será más fuerte, el odio por el fuerte dolor de la traición o la llama del deseo ? Marina ha recuperado su libertad, o eso es lo que parece, porque las garras del demonio aun están en su piel. Él se lo dijo...