Capítulo 46

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Perspectiva de Marina

Canción: Ocean eyes, Billie Eilish.



Inhalo y duele, exhalo y duele, respirar duele.

El aire que ingresa a mis pulmones me corta por dentro como si se tratara de afiladas cuchillas.

Me quejo intentando mover mi cuerpo, pero es como si estuviera hecha de piedra. Todo duele.

—Duele...—susurro con mis ojos cerrados.

—Pediré que aumenten los analgésicos—dice una voz.

Intento abrir mis ojos y distinguir a la figura a mi lado.

Siente dolor—vuelve a hablar la voz.

El sonido de una bomba de infusión irrita mis oídos y lentamente todo comienza a aclararse ante mis ojos.

Estoy semi sentada en una camilla y lo veo.

—Egan...

—Sí cariño, soy yo.

Sus labios besan los míos con delicadeza. Su olor invade mi nariz y un fuego baña mi piel.

«El fuego de mi demonio»

—¿Morí?

Lo escucho soltar una pequeña risa.

—No pajarito, yo no estaría en el cielo.

—En el mío sí. —Refriego mis ojos—¿Qué sucedió? —Me intento incorporar, pero un fuerte dolor me impide seguir moviéndome.

—Quédate quieta. No te puedes levantar.

—¿Qué es esto? —Toco mi costado derecho y siento una manguera salir de entre mis costillas—. Mierda—gruño.

—Te dispararon. Es un tubo torácico.

Estiro mi cuerpo para ver qué otra parte duele, pero por suerte parece que no tengo nada más herido.

—Recibiste cirugía y trasfusiones de sangre. Llevas dormida varias horas, pero ya está estable.

Volteo mi rostro hacia él.

—¿Qué tal estás tú? ¿Estás herido?

Niega con su cabeza.

Levanto mi mano y acaricio su mejilla magullada.

—Sí estás herido.

—No es nada.

Sujeta mis manos para apartarme de su rostro.

—¿Dónde estamos?

—Seguimos en Rusia, en una clínica privada.

El miedo me embarga al saber que seguimos dentro esta pesadilla y nuevamente intento colocarme en pie, pero Egan me retiene, teniendo mucho cuidado a la hora de tocarme.

—No, tranquila. Todo está bien, la clínica es segura. Los últimos tres pisos están a nuestra disposición. Aquí estás segura.

Sé que cuando dice que estoy segura lo dice en serio, pero de todas formas un escalofrío me recorre la espalda.

El Demonio que DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora