Capítulo 32

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Perspectiva de Egan

Canción: Godzilla, Eminem.


Me quedo perdido en el fondo de mi taza de café.

«¡Te odio porque te amo idiota!»

Lo dijo, ella lo dijo, ella me dijo que me ama. Estoy cien por ciento seguro, no lo aluciné, fue real. Marina gritándome totalmente enfurecida que me ama.

Lamentablemente ni siquiera pude disfrutar del momento. Mi padre apareció sin aviso con una pista de Martín. Ahora tengo que centrarme solo en acabar con ese infeliz y luego... ¿luego? Luego me gustaría hundirme en Marina para toda la eternidad, pero primero debemos conversar con calma. Necesito que ella me diga exactamente qué es lo que siente, que sea muy clara y que me demuestre que no solo está confundida, que no solo ama a una ilusión de mí. Necesito que ella sea capaz de amar al demonio que soy.

«Debo pensar con la cabeza. Enfocado, enfócate»

Refriego mis ojos fatigado. Me he tomado un par de analgésicos y me he dado una ducha con agua fría para apaciguar mi resaca, pero no ha funcionado como esperaba.

—¿Señor?

Alzo mi vista hacia Ana.

—¿Sí?

—Le preguntaba si va a querer algo más aparte del café.

—No, gracias Anita. Tengo el estómago revuelto.

—Sírveme a mí su parte Anita—solicita Felipe tragando todo a su paso.

Lo observo con envidia. Yo también amanecía como nuevo a su edad, pero ahora, con todo lo que bebí y el lío en mi cabeza, acabé sin apetito.

—En 30 minutos debemos partir donde Darius—informa Hiroki antes de darle un sorbo a su café.

—¿Iremos a atrapar a Martín ahora o solo se coordinará el plan?

—Coordinaremos el plan y partiremos de forma inmediata. Quiero que permanezcas junto a Claudio en todo momento. No hagas nada estúpido. Ahora ve a reunirte con él, te dará una clase sobre los códigos y alineaciones que utilizamos. Serás uno más de sus hombres, ¿lo entiende? Si él demanda algo, tú lo haces. Esto no será un juego. Si fallas, puedes costarle la vida a alguien.

—Lo sé.

—Te quedarás todo el tiempo atrás, junto a Claudio. Egan y yo iremos al frente comandando todo—agrega Hiroki.

—Lo sé. No los voy a decepcionar.

Noto la determinación en sus ojos y me hace sentir orgulloso.

Felipe se coloca en pie después de tragar hasta la última tostada, supongo que está nervioso.

—Bien, voy con Claudio. —Sale por la puerta apresurado.

Me paso las manos por el cabello, intentando relajar mis músculos.

—Las ordenes están dadas. Si las cosas se ponen feas, sacarán a Felipe. Él será la única prioridad, tú y yo nos quedamos dentro.

—Hay un cambio.

Hiroki me mira frunciendo el ceño.

—Claudio lo protege, pero si esto se sale de control, eres tú quien debe sacarlo de allí con vida. Yo me quedaré. Este asunto es entre Martín y yo.

El Demonio que DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora