Capítulo 20

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Perspectiva de Marina

Canción: "Power over me, Dermot Kennedy" / "Perdón, Camila". 


Egan me abraza con fuerza hasta que dejo de llorar. Estoy extremadamente nerviosa. El recuerdo de Julia y el saber que le estoy ocultado algo me tienen los nervios de punta.

Me aparta y me mira con ojos suplicantes.

—¿Eso es todo? ¿No me ocultas nada?

Niego con mi cabeza mordiéndome los labios.

«Créeme, créeme, por favor»

—Te estoy diciendo la verdad—digo con el sabor amargo invadiendo mi boca.

—Está bien, te creo, pero no me vuelvas a hacer esto, por favor. Estaba muy preocupado, creí que... tuve miedo...

Se retrae y dejando caer su cabeza.

«Mi demonio...»

—Egan lo siento. Nunca más, lo juro. —Lo abrazo cerrando mis ojos.

«Perdóname»

—¿Aun quieres salir? —me pregunta separándose con una sonrisa en los labios.

Acerca una mano para acariciar mis mejillas, pero se arrepiente y la aparta.

—No, solo quiero descansar.

—Claro, ve a tu cuarto.

—¿Vienes conmigo?

Quiero que esté a mi lado para asegurarme que ha olvidado este episodio. Asiente y me sienta muy mal volver a mentirle, pero debo hacerlo, no tengo otra alternativa.

Ambos subimos a mi habitación y sin pensarlo, sujeto su mano. Lo siento rígido e incómodo. Me molesta que mi toque ahora no sea reconfortante para él.

Nos encamino hasta la cama y me recuesto junto a Egan. Este se mantiene viendo hacia el techo mientras suspira.

—¿Qué tal el día en la oficina?

—Nefasto.

—Lamento tanto haberte dado problemas.

—Creo que no seriamos tú y yo si no discutimos—comenta riendo levemente.

—Te ves cansado. De verdad lo siento mucho.

—Solo no vuelvas a huir de mí pajarito. Apenas acabe con Martín te prometo que podrás irte con total libertad, pero por ahora, solo permanece a mi lado.

Me duele el pecho solo el hecho de pensar en apartarme de su lado. Deseo con toda mi alma volver a ser libre, pero otra parte de mí solo quiere permanecer encadenada a sus brazos.

—¿No me quieres junto a ti? — susurro mi pregunta.

—Quiero que tú decidas lo que quieres hacer.

—Y si mi decisión es irme, ¿lo permitirías? — Me giro por completo para mirarlo.

Egan no me mira. Sus ojos están pegados en el techo de la habitación.

—Claro y te desearía que fueras muy feliz.

Me molesta de sobremanera su respuesta. Es extraño porque esa es la respuesta que debería buscar, la respuesta que me daría una persona cuerda y normal, pero él no es normal, él es mi demonio. Recuerdo todas esas veces en que me dijo que siempre me buscaría, que siempre estaría para mí, que yo era suya, que no habría escapatoria. ¿Cómo ahora todo cambió?

El Demonio que DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora