Perspectiva de Marina
Canción: Wicked Game, Jessie Villa
Tengo la cabeza revuelta y la garganta hecha añicos.
«¿Por qué vino Hiroki a salvarme? ¿Por qué no viniste tú...?»
Me mantengo viendo hacia la puerta sin saber que hacer o decir. No sé cuánto tiempo pasa hasta que esta se vuelve a abrir. Afuera los cadáveres están repartidos por todo el piso, el cual se ha convertido en un verdadero mar sangre.
Mis ojos solo se centran en el hombre que tengo enfrente. Escaneo el cuerpo de Hiroki sintiéndome aliviada cuando no evidencio lesiones.
—Traigan el maletín de emergencia y aseguren la zona —ordena a sus hombres.
Camina acercándose a Hanna, sin mirarme. Esta se encuentra sentada en una silla aplicando presión sobre su herida. Hiroki se desprende de su cinturón y lo ata alrededor de su pierna, generando un torniquete. Examina la lesión con detenimiento.
—Tiene punto de entrada y salida. No está rota, no impactó al hueso. Tampoco parece haber comprometido una arteria—informa ajustando el torniquete.
—Hiro...Señor...yo...
—Fallaste—gruñe molesto.
—Lo sé. Yo...lo siento...
—Te dije que esperaras y no te involucraras. Tenías ordenes ¡CARAJO!
—No podía esperar, ella estaba en peligro.
—¡Resultaste herida! —grita en japones—. Debiste seguir mis instrucciones. ¿Qué tan difícil es seguir unas putas ordenes?
Se levanta y camina hacia mí, sin centrar sus ojos en los míos. Saca una herramienta de su bolsillo y rompe las esposas sobre mis muñecas.
—Aquí está lo solicitado jefe. Sector asegurado—anuncia uno de sus hombres al entrar en la habitación. Trae un maletín en sus manos.
—Bien. Preparen todo para salir en 3 minutos. Iniciamos plan de evaluación C.
El hombre deja el maletín sobre la mesa y asiente con su cabeza antes de retirarse.
—Vístete. Colócale una intravenosa y adminístrale uno de los sueros con analgésico. Limpia la herida con mucho cuidado y la cubres con gasas— ordena sin mirarme.
Camina fuera de la habitación y supongo que me hablaba a mí, pues no hay nadie más aquí. Busco mi blusa y la veo tirada en el piso, cerca del charco de sangre del hombre. También encuentro mi bolso y recojo todo antes que la sangre lo ensucie. Me coloco la blusa junto con mi bolso y muevo mis pies hacia el maletín para cumplir con mi tarea. Lavo mis manos con alcohol y reúno los materiales.
El maletín tiene todo lo que se pueda necesitar ante una situación de emergencia. Todo está muy bien etiquetado y tiene un lugar asignado.
—Bien. Voy a iniciar con la lesión y luego te coloco la intravenosa. — Mi voz es apenas un susurro. Me duele horriblemente la garganta al hablar.
Hanna solo asiente con su cabeza. Limpio muy bien la herida y la relleno con gasas. Cuando ya tengo todo listo, envuelvo su muslo con apósitos y vendo todo.
—Tu brazo —solicito carraspeando mi garganta.
Instalo la intravenosa y me coloco en pie para sostener el suero por sobre el nivel de su cabeza.
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El Demonio que Deseo
RomanceSegunda Parte "El Demonio que Odio" ¿Qué será más fuerte, el odio por el fuerte dolor de la traición o la llama del deseo ? Marina ha recuperado su libertad, o eso es lo que parece, porque las garras del demonio aun están en su piel. Él se lo dijo...