Capítulo 36 (2da parte)

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Perspectiva de Marina

Canción: I Hope You Know, Sofia Carson. 



—Mi familia. Si digo algo o si no sigo sus instrucciones, él me arrebatará a mi familia— finalizo acuchillando a Darius Nikolaou con mis ojos.

—No me mires así, ambos llegamos a un acuerdo. Ya queda menos para el final, solo un paso más. —Expele el humo del puro—. No se suponía que tú estuvieras aquí. Griffin. —Realizan un movimiento de cabeza, señalando a Hanna.

—A ella no la tocas—digo colocándome en pie y cubriéndola con mi cuerpo—. No permitiré que le haga daño.

—Griffin no le hará daño, no exageres. Solo debemos encerrar a todos los hombres de mis hijos.

—Yo no me apartaré de Marina—dice Hanna.

—Ella se queda—determino alzando mi barbilla.

Darius resopla y entorna los ojos, mientras se pasa las manos por el cabello. Creo que todos los hombres Nikolaou fueron hechos como fotocopias.

—Mira niña, si quieres seguir adelante con el plan y que todo resulte bien para tu familia, tu amiga debe irse.

Observo a Hanna con preocupación.

—Ella no dirá nada. Confío en ella. Solo quiero que esto acabe y que Martín pague por todos sus pecados. Dígame, ¿qué es lo que sigue?

El diablo frente a nosotras se mantiene fumando con calma. Luego saca un teléfono de su bolsillo y noto como en la brillante pantalla el nombre de Martín resalta.

—Te ha estado llamando. Atiende la llamada.

Me extiende el teléfono esperando a que lo coja, pero no puedo. No quiero hablar con él.

—No, por favor...—Niego con mi cabeza.

—Hazlo.

—Por favor, no—ruego viendo con horror ese horrible nombre.

Hanna se remueve a mi lado y va a decir algo, pero Griffin aparece a su lado y cubre su boca con su mano.

—No lo repetiré—. Darius saca un arma y apunta hacia Hanna—¡Ahora! —exige erizándome los vellos.

Sujeto el aparato y mis temblorosos dedos se deslizan sobre la pantalla.

—Disponible y segura—repito las repugnantes palabras que debía decir cada vez que me contactaba.

Ahora ya me causan náuseas y debo carraspear mi garganta para que no se note mi temor.

Criaturita...

Darius me arrebata el teléfono y coloca la llamada en altavoz.

¿Se puede saber qué rayos pasó la última vez?

La voz de ese enfermo mental llena la sala.

—Creo que yo debería preguntarte eso, me rompiste un dedo—respondo apretando los dientes.

El diablo frente a mí me hace una señal para baje mis revoluciones.

Lamento eso, pero la verdad es que no me gustó el tono que usaste conmigo y de alguna forma tenía que distraer a Egan para poder escapar. Espero que no me guardes rencor.

El Demonio que DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora