Capítulo 6

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•Tengo algunas cualidades.

Louis observaba a Harry quien hacia su camino hasta la puerta para salir. El ojiazul frunció el ceño al verle un cómodo pantalón gris deportivo y una playera blanca. ¿No estaba vestido con un elegante traje negro y formal antes?

—¿De dónde sacaste esa ropa? —preguntó suavemente. Harry se giró antes de salir y lo miró.

—¿De dónde la saque? —preguntó.

Louis asintió—. Sí, ¿cuándo y cómo te has cambiado?

Harry volvió a sonreír con ese brillo de maldad tan suyo— . ¿Cuándo? Hace cinco minutos mientras tenías un sueño erótico conmigo y ¿cómo? —se alzó de hombros—. Como todo el mundo lo hace supongo.

Louis apretó los labios y sintió el rubor en sus mejillas, ¿cómo era posible qué Harry supiera...? Ya, ahora sí que debía creer. Un escalofrio le erizó la piel, no se acababa de acostumbrar a que el Diablo estuviera en su departamento.

—Eh... No, no eso —murmuró bajito, Harry le prestó atención—. Me refería a que no tenías ropa aquí...

Sí, porque seguir con la platica de la nueva ropa de Harry era mejor que escuchar preguntas sobre por qué había tenido un sueño caliente con él.

Harry chasqueó los dedos en un fino movimiento y Louis sintió la tela de su camisón moverse por su cuerpo. Frunció el ceño y se miró a él mismo. Su camisón ya no era de color perla, sino que ahora era de un rojo mate. Suspiró y volvió a ver a Harry quien sonreía. Bueno, esa no era la forma en la que todo el mundo se cambiaba, pero anda a discutirle algo a Harry.

—Eso responde tu pregunta bonito —le guiño un ojo—. Y me pone tanto que uses esos bonitos camisones. ¿Algún fetiche extraño? —sus ojos verdes brillaron mientras se cruzaba de brazos. Louis asintió.

—Son cómodos, me viene un poco la ropa de mujer —soltó con simpleza. Harry asintió.

—Te luce sexy —paso su lengua por sus labios y sonrió de lado mostrando sus dientes. Louis abrió un poco la boca y apretó sus deditos de los pies contra el colchón.

—Sí, lo sé.

—Bueno bonito, hasta mañana. Que sigas soñando conmigo —guiño un ojo y rió un poco.

Louis negó con la cabeza divertido y se acomodó de nuevo entre sus sábanas para ver como Harry salía de la habitación. Cerró los ojos y soltó un pequeño bufido, todo estaba de locos. El Diablo, el jodido Diablo allí con él. Tan sensual y provocador.

Harry bufó mientras caminaba por el pasillo, mira que tener que regresar el tiempo y actuar como si nada paso.

Realmente quería regresar una vez más el tiempo y estar nuevamente de pie en la puerta del cuarto de Louis, observarle dormir unos cuantos minutos y después caminar hasta la cama para recostarse y sentir el cálido calor de Louis entre sus brazos. Deseaba poder sentir una vez más aquellos suaves y tiernos labios, realmente lo deseaba pero no podía. Regresar el tiempo y quedarse parado en esa puerta hasta que Louis desperto y hacerle creer que todo había sido un sueño fue lo mejor que Harry pudo hacer, sabía que no era muy correcto pero vamos, ¿qué era correcto en él? Louis era simplemente maravilloso y encantador. A Harry comenzaba a inquietarle un poco estar viviendo esa situación, estar perdiendo tanto el control.

Quién lo diría, Louis.

Quién diría que el Diablo encontraría brillo y paz en una persona, quién diría que le agradaria ese brillo y esa paz, que le haría sentir calma en su mugrosa alma. No sabía si tomarselo bien o empezar a asustarse. Por amor a Barba, él era Satanás. Mirando con ojitos tiernos a un ser humano. Seguramente Gemma se reiría de él y diría que es un pelele.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora