Capítulo 12

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•Toda una eternidad.

Louis se removió en la cama, apretando un poco los ojos con ganas de soltar un bostezo. Levantó un poco su cabeza mientras se tallaba un ojo con suavidad, quiso levantar un poco más la espalda cuando se dio cuenta de que algo pesaba en la zona de su cadera. Era cálido y suave. Miró sobre su hombro y observó a Harry dormido detrás de él. Un buen sentimiento se alojo en su pecho y sonrió de lado. Sus piernas estaban una encima de la otra, era un lio de sábanas, un desastre. Pero era cómodo. Volvió a recostar la cabeza en la suave almohada y ésta vez sonrió mostrando sus dientes, empujo más su cuerpo atrás y pego su espalda al pecho desnudo de Harry, éste ciño más su mano a la cintura del ojiazul y busco esconder el rostro en el cuello de Louis.

Todo se sentía tan bien, Louis volvió a cerrar los ojos y suspiró con tranquilidad.

[...]

Louis despertó por segunda vez sintiendo la habitación más iluminada que antes. Seguramente ya era tarde porque su estómago se removia inquieto, necesitaba algo que comer. Aún sentía la presencia de Harry en la cama, con mucho cuidado y lentitud se giró para mirarlo de frente.

Dormía, Harry estaba durmiendo profundamente. Louis observó cada poro de su rostro, cada bonita facción, el rizado parecía estar cansando. Sus cabellos castaños, estaban desordenados cayendo por todos lados. Por su rostro, por su cuello, por el brazos de Louis, simplemente hermoso. No contuvo su impulso de pasar sus suaves dedos por el rostro de Harry regalandole unas cuantas caricias que al parecer ni siquiera sintió porque no se movió. Sonrió, acariciando ésta vez uno de sus parpados. Harry era tan hermoso.

Con el mismo cuidado se levantó de la cama, no quería despertarlo, se veía tan lindo así dormido. Caminó hasta el armario y saco unos pantalones decentes para usar junto a una playera, con cuidado de no ser muy ruidoso entró al baño cerrando la puerta. Se lavo los dientes, cepillo su cabello y se vistio. Diez minutos después volvió a salir, Harry seguía durmiendo. Ahora con brazos abiertos ocupando casi toda la cama, Louis sonrió.

Salió de la habitación yendo hasta la cocina. Su estómago hacia ruido y le apetecia un sandwich. Sacó todo lo que necesitaba y comenzó a cortar los vegetales. Inconcientemente sonrió al recordar la noche anterior con Harry. Su mirada seria y brillosa cuando caminaban por la feria, Harry frunciendo el ceño cuando quiso subir a la atracción que lucía más extrema (Harry se negó tanto que al final acepto no subirse), sus muecas cuando le hacia probar los dulces. Sus fuertes brazos sujetandolo cuando se quedaron viendo una función de unos bailarines, sus manos entrelazadas.

No le importaba en lo más mínimo que Harry fuera quien era. Le daba igual. Era el Diablo, y se sentía realmente especial. Oh Dios, estaba perdido.

Escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse de vuelta sin mucho cuidado, frunció el ceño y levantó su sandwich ya terminado para darle un mordisco—. ¡Buenos días! —escuchó la aguda voz de Zayn. Rodó los ojos y se asomó. Zayn se quitaba el abrigo con una gran sonrisa.

—Shhh —siseó Louis desde la puerta de la cocina.

—¡Hola! ¿Qué tal? Hace como dos o tres días que no te veo —soltó con alegría. Louis le dio otra mordida a su aperitivo y caminó hasta la sala.

—Baja la voz —murmuró—. Tal parece que ya no tienes hogar, eres un vago. ¿Cómo has estado? —preguntó sonriendo también.

—Ay, ni te imaginas —sonrió aún más llevandose una mano al pecho y tirandose al sofá con dramatismo—. Nunca he estado mejor en mi vida.

Louis recargo su peso en una pierna y tragó lo que había masticado sintiendo una risa en su garganta.

—Pobre de Liam. Me imagino que no le dejebas en paz ni un solo momento.

Zayn se alzó de hombros.

—Oh, venga. No le molestaba en lo más mínimo. Era él quien insistia en seguir y seguir. Dios, la tiene enorme. ¿Sabes qué? Me regreso en éste mismo momento —hizo amago de levantarse, Louis soltó una risa y Zayn también rió.

—Dios mío eres tan sucio —murmuró Louis negando.

Un suave carraspeo llamó la atención de Louis. Miró hacia el pasillo, Harry estaba allí de pie apenas algunos pasos de la puerta de la habitación. Louis parpadeó algunas veces, casi se le cae la mitad del sandwich al piso.

Harry estaba en unos simples calzoncillos negros apretados a sus caderas. Louis lo analizo de arriba hacia abajo. Su complexión tan robusta, todos esos músculos. De verdad no quería babear.

Zayn frunció el ceño y se inclinó hacia adelante asomando su cabeza sin tener que levantarse del sillón para ver al pasillo. Tragó saliva al instante y volvió a su posición original recargando su espalda al respaldo del sillón. ¿Todo eso estaba tomando Louis? Sentía un poco de orgullo. Vaya que estaba seguro que Louis podía conseguir lo que quisiera.

Harry dio algunos pasos más quedando a la completa vista de Zayn—. Hola —saludó con voz rasposa, claramente acababa de despertar. Louis no podía dejar de mirarlo.

—Eh... Hola —respondió Zayn un poco anonado por tremendo Dios griego que tenía al frente.

Harry apretó los labios y rasco un poco arriba de su rodilla.

—Bonito, ¿puedes venir un segundo? —miró a Louis quien boqueo un poco. Era solo que ver a Harry recién levantado, en tan pocas prendas era simplemente un regalo del cielo.

—Sí, sí —Harry asintió y se dio vuelta entrando nuevamente a la habitación. Louis lucho un poco contra sus propios pies y correteo hasta la habitación escuchando una risa de Zayn, ya le reclamaría por burlarse de sus momentos criticos.

Empujó la puerta que estaba entre abierta y entró, Harry bostezaba mientras se rascaba la cabeza suavemente. Louis simplemente contuvo un suspiro cerrando con cuidado la habitación.

Se quedo allí viendo a Harry atento. El rizado se tallo el rostro y una vez se recupero un poco del sueño sonrió mirando a Louis. Sus ojos verdes eran mucho más claros por las mañanas, Louis anotó eso mentalmente.

—¿Cómo estuvo la siesta? —preguntó suavemente dando unos pasos hasta quedar frente a Harry quien paso sus manos por los costados de sus caderas cruzandolas en la parte baja de su espalda, manteniendolo muy cerca de su cuerpo. Louis subió sus pequeñas manos acariciando los brazos y hombros de Harry con cariño mientras se dejaba abrazar, lo miró a los ojos nuevamente y sonrió—. ¿Qué ocurre? —preguntó.

Harry parecía cálido. No tenía ese semblante siniestro o con maldad que usualmente solía acompañar su perfecta hermosura. Algo se movió en Louis y le hizo fruncir el ceño. Harry se acercó y beso su frente por largos segundos, apretandolo con suavidad.

—¿Qué... qué es lo que sucede Harry? —Louis tenía los ojos cerrados disfrutando la suavidad de los labios de Harry sobre su frente. Algo cosquilleaba en su garganta.

—Tienes que disculparme y entender que todo lo que hay en mí es maldad —murmuró Harry, Louis mordió su labio sin atreverse a abrir los ojos—. Y que soy egoísta y es algo que no puedo cambiar porque está en mí. Porque es lo que soy.

Louis se esperaba lo peor. Ya se estaba preparando mentalmente.

—Y tienes que comprender que nadie puede quererme. No como tú lo haces, porque me quieres, ¿verdad?

Louis asintió sin pensarlo.

—Sí. Lo h-hago.

Harry abrió sus ojos mirando al hermoso chico frente a él. Sus bonitas pestañas ocultando lo que más le gustaba de Louis, unos preciosos ojos azules.

—¿Y por qué lo haces, Louis? Sabes quién soy, sabes que puedo lastimarte en cualquier momento, que ni siquiera tengo algo para ofrecerte. No algo que puedas tomar.

—Te quiero porque puedo hacerlo Harry —el ojiverde paso su pulgar por las mejillas de Louis—. Y porque no me importa quién seas. Porque no me has hecho ningún mal, porque has sido amable... Porque no fingiste ser alguien que no eres. Porque desde el primer momento supe que daba igual que fueras el Diablo, desde el primer momento desee tocarte. Te quiero porque así lo decidí.

Abrió sus ojos nuevamente, soltando un pequeño suspiro. Harry le sonreía flojamente.

—¿Y me seguirás queriendo por toda una eternidad?

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora