Capítulo 24

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•¿A qué le temía el diablo?

Niall decidió partir a casa alrededor de las seis de la tarde, Zayn y Liam se ofrecieron a llevarlo al aeropuerto por lo que se fueron igual. Louis de verdad quería acompañarlos pero Niall más temprano le había oído comentar que él y Harry saldrían luego de la visita, por lo que Niall le dio un fuerte abrazo junto a un beso en la mejilla y le dijo que siguiera con sus planes. Louis lloriqueo un poco, pero no se nego.

Salieron de casa a las siete de la tarde, después de una larga sesión de mimitos. Porque claro, Louis había extrañado mucho a Harry. Y Harry a Louis también aunque no lo dijera mucho en voz alta. Venga, era el diablo, tenía una reputación que mantener.

Aunque a lado de Louis, se preguntaba por cuánto tiempo duraría su dignidad, si es que aún tenía algo de ella. Gemma le había platicado que el amor te volvía idiota, ciego, un poco dependiente de la otra persona y Harry estaba angustiado. Porque no podía imaginar como sería él, a lado de Louis, hablando despacio y suave porque su bonito castaño estaba molesto por algo y le daba la espalda en la cama que habían compartido algunas noches de siestas. O él, trayendole algún obsequio a Louis solo para mantenerlo contento y sonriente como a Harry tanto le gustaba. Estaba perdido, y no podía importarle menos.

—Hace frío —murmuró Louis, recostando su cabeza en el hombro de Harry mientras caminaban por una de las ruidosas calles de la ciudad de la mano.

—Claro que hace frío. Y más si no trajiste un sueter y solo estás usando eso —le miró por unos segundos.

Louis se miró a sí mismo, observando como la tela de su bonito vestido se movía.

Volvió a mirar a Harry cuando se detuvieron de la nada.

Frunció un poquito el ceño—. ¿No te gusta?

Harry rió, quitandose su abrigo—. Precioso, ya te he dicho antes que sí. Pero hubieras usado un sueter encima —Louis sonrió cuando Harry le hizo girarse para ponerle el abrigo, pasandolo suavemente por sus brazos y acomodandolo por los hombros.

Harry se acercó y le dio un suave beso en el cuello, acariciando su cintura.

—Así está mejor —murmuró el rizado.

—Gracias, eres un amor.

Harry rió, tomando la mano de Louis para comenzar a caminar de nuevo.

—Yo siempre soy un amor.

Louis sonrió—. Y egocentrico también.

—Ah pero así me quieres.

[...]

Si alguien le hubiera dicho a Louis en el pasado que en algún día de su juventud veinteañera estaría en un puesto de hotdogs comiendo junto al ser más malvado, el Diablo, a su lado, hubiera muerto pero de risa.

Así que sí, allí estaban. Comiendo hotdogs en un pequeño puesto en la acera frente a una avenida muy transitada. Y Louis no podía decir que la comida no estaba sabrosa, pues era por eso que había mucha gente haciendo fila. Harry y él habían tenido la suerte de encontrar dos bancos desocupados, y mientras los autos pasaban y la gente hablaba, ellos comían regalandose sonrisas.

—¿Está rico? —preguntó Louis, limpiando la comisura de sus labios una vez termino de mascar lo que comía.

Harry asintió, bebiendo un poco de su soda—. Infiernos si no. La comida de aquí arriba es muy sabrosa. ¿Cocinas igual de rico en casa? Ya sabes, quiero asegurarme de ser bien alimentado una vez mi estadía allí sea definitiva.

Louis sonrió, ladeando la cabeza mientras tomaba la mano de Harry—. Puedo hacer un intento, sí. Adoro que seas así Harry... Tan, lindo sin querer serlo realmente.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora