Capítulo 27

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•No quería morir. Pero allí estaba.

—No sé como pudo confiar en él, padre. Allí está el resultado, sabe que esa pobre criatura sufrirá. Que si bien Louis Tomlinson no era un ser tan puro, contenía bondad y preciosura en su alma. Ahora le han corrompido, de la peor manera. Ese ser inmundo y malvado se ha aprovechado de ese pobre muchacho, no podíamos esperar más. Reina la maldad en su corazón, es lo peor.

—Cierra lo boca Gabriel —murmuró Gemma, con ojos grandes y oscuros—. Sigue siendo mi hermano de quien hablas —la joven se tragó miles de insultos, en otra ocasión le hubiera insultado pero no en ese momento, no frente a su creador y su padre. Bien era claro que el ángel no tenía una bella relación con ninguno de los hermanos que podían estar en lo terrenal y en lo espiritual. Tanto en la tierra como en el cielo.

Gabriel alzó una ceja, agitando suavemente sus alas para llegar al lado de Dios—. No estoy diciendo ninguna mentira, Gemma. ¿No es tu hermano ese que corrempe lo más bello y puro que mi padre tanto se esfuerza en crear? —bufó y colocó su pálida mano encima del hombro de Jehova para recargar su cabeza—. No entiendo cómo lo permite, padre. Ese demonio no hace más que arruinar su perfecto trabajo. Debería dejar de existir, usted debería exterminarlo. Debería ser usted quien gobierne todo aquello que creó. No un par de... —miró a Gemma, negando—. Ellos. No deberían ser ellos padre, debería hacerlo usted.

Gemma suspiró, con molestia—. No lo volvere a decir, cierra tu maldita boca.

El todo poderoso miró a Gemma, parpadeando con calma—. Hija mía, cuida tu vocabulario.

—Dígale a su lamebotas que se calle entonces —la joven alzó el mentón, apretando la agarradera de su guadaña—. Porque a quien exterminaré será a otro.

Gabriel entrecerro los ojos ofendido—. No fui yo quien desobedeció a mi padre. No fui yo quien trajó un gran problema que amenaza a toda la raza humana, todo el trabajo de mi padre.

Dios se levantó, alejando con suavidad a su bello ángel.

—Es solo la envidia que le tienes a Harry por tener todo lo que tú no tienes y no tendrás Gabriel —soltó Gemma con recelo—. No entiendo cómo eres un ángel. También me hago esa pregunta padre, ¿por qué permite que alguien tan envidioso y bocón este a lado suyo?

Jehova negó, acomodando el cabello de Gemma detrás de su oreja mientras le miraba con cariño y bondad—. No más discordia hijos míos. Cada uno tiene pensamientos distintos, mis fieles serán los que confíen en mí y en lo que yo preparo para cada uno de ellos. Gabriel, no más palabras por favor. Si Harry fue enviado a la tierra, fue porque alguien tenía que intentar corromper a mis fieles, quienes permanezcan firmes en su creencía en mí, serán quienes tendrán su espacio en el paraíso después del apocalipsis. Y quienes se dejen corromper, no dejaran de tener mi protección, no dejaran de sentir mi gran amor por ellos, sólo, nunca es tarde para arrepentirse —Gabriel lo miró con atención—. Ninguna palabra más sobre ello. No quisiera tener más cuestiones sobre mis acciones porque sé lo que hago, y cómo decido mis cosas.

El ángel bajo la cabeza, asintiendo—. Una disculpa entonces, padre.

—No te preocupes hijo. Como todo ser, tienes tus dudas. Mi deber es aclararlas —acarició la cabeza de su ángel y soltó un suave suspiró para mirar a Gemma luego—. Dile a Harry que necesito que vaya a casa urgentemente.

La joven bajó la cabeza, parpadeando con lentitud—. Usted no necesita a mi hermano en el infierno... —murmuró.

—Lo sé, preciosa. Te repito que sé lo que hago. Después de que Harry se vaya, trae a Louis Tomlinson conmigo.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora