Capítulo 30

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•¿Qué harías por amor? Muestramelo.

Harry no podía mencionar palabra. Miraba a Louis con ojos grandes mientras sentía su garganta cerrarse. Jamás había tenido esa sensación.

La conocía bien. La sensación del miedo, de perder lo único que alguna vez había deseado de verdad en toda su maldita existencia. Sabía lo que significaba que Louis estuviera esperando a su hijo. Cientos de profecías que estaban escritas en el libro de la vida podían cumplirse cuando naciera el Anticristo.

Aunque no quisiera y la palabra le hiciera querer quemar el universo entero, era lo que su hijo era, el Anticristo. El fin de la humanidad llegaría cuando un humano tuviera un hijo de un espiritu o ente del más allá. Eso era Harry. Un ente maligno, no era un hombre. No era lo que Louis merecía. Que su hijo naciera traería grandes consecuencias, y solo había un ser que podía detenerlo a su manera o dejarlo avanzar.

Miró a Dios, realmente Harry no podía terminar de asimilar lo que ocurría.

—Dejalo ir —murmuró en un hilo de voz—. Él no tiene ninguna culpa. Fui yo, fui solo yo. Sabes que si me hubiera mantenido al margen esto no hubiera sucedido, dejalo ir.

—¿Dejarlo ir con ese ser maligno en su vientre? ¿Realmente crees que ocurrira? —se mofó Gabriel.

—¡No hables así del bebé! —gritó con furia, mirando al ángel con ojos totalmente negros.

—Harry... Él lo quiso así. Louis decidió su camino, decidió seguirte a ti. ¿Qué puedes decirme tú? ¿Qué camino tomarás tú?

Harry volteó a verlo, respirando agitado—. No intentes meter mierdas en mi cabeza. Vas a dejarlo ir, arreglaremos esto entre tú y yo.

Dios suspiró, cruzando sus manos frente a su estómago—. No puedo hacer eso. No hasta que cumplas tú parte del acuerdo.

Los pensamientos de Harry estaban nublados por la ira, sabía que Dios no dejaría ir a Louis. Su ojiazul no merecía eso.

—Lo dejas ir o vamos a estar en serios problemas —se acercó a Dios amenazante, con la barbilla en alto y los puños apretados.

El ángel Gabriel abrió su pequeña boca con indignación—. ¿Es a caso que estás amenazando a mi padre?

Harry no respondió, manteniendo su vista fija en los ojos de su padre quien no se inmuto y mantuvo la calma en su mirada.

Ladeó la cabeza, y sonrió caminando para estar frente a Louis—. ¿Quieres saber que será tu bebé? —preguntó colocando su mano encima del vientre del castaño. Harry no respondió, se quedó quieto en su lugar expectante—. Será un pequeño varón. Tan fuerte y testarudo como tú.

—¡No juegues más conmigo! —gritó fuertemente, sintiendo llamas crecer en su interior. De pronto estaba flotando algunos centímetros encima del suelo, con fuego alrededor de sus extremidades.

Gabriel tragó saliva, abriendo sus ojos un poco más de lo normal. Sin embargo se mantuvo quieto y firme en su lugar. Dios una vez más tampoco se inmutó, observando con admiración a su hijo.

—No estoy jugando contigo Harry —mencionó con calma—. Es lo que es.

—¿Qué quieres de él? ¡¿Qué es lo que le harás?! ¡Él no tiene la culpa! ¡Deja que se vaya y arreglemos esto!

Dios negó, mirando con intensidad los ojos de Harry—. Tú y yo tenemos un acuerdo y tienes que cumplirlo. Piensa en las consecuencias por primera vez Harry. Toma decisiones que te lleven por el camino de todos tus deseos.

—No estoy entendiendote una mierda y estoy a punto de perder el control. O me hablas por lo claro o esto se va a la mierda justo ahora —volvió a decir.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora