Capítulo 9

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•Vas a irte...

Harry caminó con su bonita sonrisa de lado hasta quedar frente a Louis quien lo observaba con ojitos brillosos. Era tan denigrante admitir que se había perdido en el ojiverde demasiado pronto. Louis ya había caído por Harry y negarlo de alguna forma no tenía ningún sentido.

Así que allí estaban, ambos observandose mientras respiraban con calma. Todo se sentía tan bien. Harry tenía que admitir que extrañaba un poco su hogar, su calor. Pero sin duda alguna no le molestaba en absoluto estar deleítandose con tan preciosa tranquilidad en compañia de ese bonito ojiazul. Desde el balcón de Louis se podía ver toda la ciudad de Los Ángeles, se respiraba el aire fresco, todo silencioso por las altas horas de la noche. Y Harry jamás pensó sentir la tranquilidad tan bien dentro de sí mismo. Pero qué importaba. Allí estaban, sonriendose el uno al otro.

Louis, tan bonito a la luz de la luna. Con su desordenado cabello cayendole por los ojos cansados necesitados del sueño. Sus piecitos descalzos uno pisando con cuidado al otro, su playera de dormir cubriendole las palmas de las manos ya que estaba unas tallas demás, todo de Louis. Harry estaba comenzando a perder la cabeza.

—¿Estuvo bien hoy? —preguntó Louis con suavidad, dando la vuelta para recargar sus antebrazos en el barandal del balcón mientras observaba la inmensidad de luces brillantes en la noche frente a él—. Quiero decir, ¿te divertiste?

Harry ladeo la cabeza, dando algunos pasos para quedar detrás de Louis. Su pecho pegado a la espalda del más bajo, sus manos bajando por los costados de la cintura de Louis envolviendolo en un abrazo.

—Sí. Me agrado estar allí contigo —murmuró cerca del oído de Louis. Se acercó y dejo un pequeño beso en el cuello del otro.

Louis sonrió y recargo su cabeza en el hombro de Harry—. ¿Qué estás haciendo conmigo Harry? —preguntó con una bonita sonrisa en sus labios y sus ojos cerrados.

Harry besó la mejilla de Louis y lo apretó más contra él.

—Lo mismo que estás haciendo tú conmigo.

—Pienso que es tan pronto, Harry —murmuró, lentamente su sonrisa desaparecio.

Tan pronto para sentirme tan dependiente de ti.

Harry miró atentamente los parpados de Louis esperando que abrieran. Pasaron tres segundos y pudo ver los bonitos ojos azules de Louis, entonces le sonrió.

—Oh Louis —susurró—. ¿Qué sabes tú de tiempo? ¿Qué sabes tú de lo que es pronto y lo que es tarde?

Louis tragó saliva y colocó sus pequeñas manos encima de las de Harry que descansaban en su vientre.

—No lo mismo que tú, supongo.

Harry asintió.

—Exactamente. No cuentes el tiempo, Louis. No pienses en él. Solo sientelo, disfrutalo —le sonrió con calidez—. Vive el momento. Porque a veces, cuando quieres hacerlo de verdad, disfrutar. Es cuando ya es tarde.

Louis asintió sin dejar de mirar a Harry.

—De acuerdo.

Con suavidad Harry colocó sus manos en las caderas del ojiazul y lo giró para quedar de frente.

—¿Has bailado alguna vez con el Diablo a la pálida luz de la luna? —le sonrió. Sus ojos brillando más que nunca antes.

Louis negó—. No, pero sería muy romantico.

Harry se inclinó hacia adelante y besó la punta de la naríz de Louis casi con cariño. Louis sonrió y cerró los ojos soltando un pequeño suspiro.

—Eres tan bonito Louis —murmuró frotando sus narices con suavidad. Recargo su frente en la de Louis y simplemente admiro la gran belleza a un centimetro de su ojos verdes. Y cuando Louis abrió sus ojos sintiendo la cálida respiración de Harry en sus labios todo se volvió tan intimo.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora