Capítulo 5

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•¿Puedes salir de mi cama, Harry?

Louis cerró más fuerte los ojos cuando Harry dejo un suave beso en su cuello.

Las calidas manos de Harry se abrieron camino por toda la cintura de Louis y también a su abdomen, Louis realmente se estaba derritiendo ante esos toques. Giró quedando frente a Harry, respirando un poco más rápido de lo normal. Los bonitos labios de Harry estaban rojos de tanto morderlos. Louis se pegó más al cuerpo de Harry con la intención de buscar más tacto mientras aferraba sus manos a los hombros del otro. Las manos del rizado bajaron hasta el trasero de Louis y apretaron suavemente, la rodilla de Harry fue a parar en medio de las piernas de Louis donde comenzó a frotarse un poco gimiendo muy bajito. Las manos del ojiverde estaban calientes en los firmes y suaves gluteos del más bajo, Louis simplemente se estaba dejando llevar pues de verdad todo era muy placentero. Las pequeñas manos de Louis bajaron hasta el bulto de Harry dandose paso a acariciar. El ojiverde gruño en su cuello y abrió los ojos buscando la mirada de Louis.

—Eres juguetón, eh —sonrió de lado.

—Solo un poco —Louis miró hacia bajo, sus pequeñas manos intentando desabrochar el pantalón de Harry, pero entonces el rizado apretó levemente las muñecas de Louis frenandolo. Miró hacia arriba, sus ojos azules brillando de deseo. Harry sonrió divertido.

—No sabes las ganas que te tengo, pero no puedo hacerlo —colocó sus manos en la cadera de Louis y lo alejo con suavidad.

Los labios de Louis se abrieron y observó a Harry perplejo.

—¿Qué? —soltó.

Harry miró al suelo y suspiró.

—Mierda Louis. Te he dicho que no digas eso —se alejo un poco más—. Tu 'qué' me vuelve loco.

Louis negó, casi se sentía ofendido.

—Esto es ridículo —murmuró frunciendo el ceño. Harry lo miró—. ¿Es porque soy un chico? —ahora sí que sonaba molesto—. Me hubieras dicho desde un principio que no te iban los penes y nos hubieramos evitado todo esto de los toques maricones.

Harry alzó ambas cejas y sonrió negando.

—No es eso bonito. ¿De qué sirve representar el pecado sino se come de la carne en charola de oro? —murmuró coqueto. Louis hizo una mueca y se cruzó de brazos. Daba gracias a Dios que no había pasado suficiente para despertarle una erección, si no con qué cara podría estar viendo a Harry justo ahora.

—No sé qué quieres decir con eso.

—Oh, cariño —se acercó de nuevo y toco el ceño fruncido de Louis—. Quita ese gesto, pero mira que feo te ves —beso la naríz de Louis y le apartó el fleco de los ojos—. El que tengas pene, lo hace aún más interesante bonito —le guiño un ojo.

Louis alzó ambas cejas.

—¿Entonces el Diablo es gay?

Harry rió, sus bonitos hoyuelos captaron toda la atención de Louis.

—No hay un género para mí, Louis. Me gusta todo. Simplemente soy lo que soy.

—¿Entonces qué con eso de que no puedes hacerlo?

Harry lo tomó de nuevo por las caderas y una vez más lo acercó a su cuerpo. Louis ni siquiera intento poner oposición.

—Tanto Dios, como yo, no podemos tener relaciones carnales —murmuró bajito. Las facciones de Louis se suavizaron dejando ver un poco de sorpresa.

—¿Me estás diciendo que nunca has tenido sexo? —preguntó.

—Hace una eternidad que vivo y... no, nunca he tenido —mordió su labio inferior y apretó más sus manos a las caderas de Louis—. Pero no sabes las ganas que tengo de tenerlo ahora.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora