Capítulo 21

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•Harry nunca tuvo debilidades, pero ahora sí tiene una.

Ella sonrió—. Así que mi querido hermano te ha hablado sobre mí.

Los labios de Louis se separaron un poco, no lo creía del todo. La muerte frente a él. La... Muerte. Santo Dios. Retrocedio muy poco, pues el barandal del balcón le impidio ir más allá. Una molestia en su espalda baja al presionar con fuerza queriendo ir más allá.

Gemma negó con suavidad—. Tranquilo Louis, no te haré ningún mal. Además estoy muy segura de que te falta toda una vida por delante —sonrió amable.

—¿Qué... que haces aquí? —Louis preguntó, estaba seguro de que en cualquier momento iba a desmayarse. Por alguna razón con Gemma se sentía distinto. Y se supone que Harry era lo más peligroso del mundo.

(Es porque Gemma no tiene pene, ahre xd)

A Gemma le llevó algunos segundos responder, segundos que Louis aprovecho para analizar un poco más la situación.

Entonces la muerte sí se llamaba Gemma, entonces Harry sí era el Diablo, Louis temía perder la poca cordura que le quedaba. Ya no sabía ni que rayos sentir. Siempre pensó que la muerte era un esqueleto con una gigantesca guadaña terrorifica, pero no. Allí estaba ella, radiante y hermosa, muy hermosa.

Finalmente Gemma suspiró.

—Si mi hermano se llega a enterar de que vine a verte, se enojara mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años —sonrió.

Louis tragó saliva—. Yo no le diré nada —murmuró bajito.

—No estes tan tenso Louis, deberías de estar feliz de que no he venido para llevarte conmigo —rió bajito—. Después de todo somos cuñados, ¿no?

Louis sonrió con pena—. Es... Es mucho que procesar, lo siento. No es nada.

—Te entiendo, podrás superarlo.

Louis asintió y caminó para sentarse en un banco de la mesa que tenía en una de las esquinas del balcón para tomar algunas veces el desayuno junto a Zayn—. ¿Quieres sentarte? —ofreció y señaló el banco sobrante al otro lado de la mesa. Gemma sonrió y caminó para sentarse también—. ¿Quisieras algo de tomar, Gemma? —preguntó tomando la taza de chocolate.

—Gracias Louis, eres muy amable —ella sonrió—. Estoy bien así.

—De acuerdo... —bebió un poco de chocolate—. ¿Entonces...?

—Es sobre Harry —dijo ella—. Estoy un poco preocupada por él, supongo.

Louis ladeó un poco la cabeza—. ¿En que sentido?

Gemma lo miró directamente a los ojos—. En todos los sentidos.

Louis alzó ambas cejas y alejo la taza de sus delgados labios.

—¿Por qué?

La joven mordió su labio inferior y miró por algunos momentos la ciudad de Los Ángeles. Tan brillante y ruidosa.

—Verás Louis... Harry es probablemente la criatura más... Malvada que Vah a podido crear alguna vez... —chasqueó la lengua. Louis frunció el ceño de pronto, Gemma sonrió sin verlo—. Sé que Harry no es malvado contigo, Louis. No me mires de esa manera.

Ella suspiró.

—Está bien que él sea malvado, después de todo ese era el próposito de su creación. Vah lo crió de la manera correcta. Él tenía que ser malo para controlar bien la maldad sin dejarse controlar por ella.

Louis estaba confundido, sin embargo quería seguir escuchando. Gemma finalmente lo miró a los ojos.

—A lo que pretendo llegar es que... Harry jamás ha conocido lo que es el amor, no cuando desde que nació ha sido tratado como lo peor por toda la humanidad, jamás se ha preocupado por alguien o algo que no sea él mismo porque nadie se ha preocupado por él tampoco —hizo una mueca—. Vah se preocupa por él y yo también, pero es distinto —suspiró—. Nunca lo había visto tan perturbado, Louis.

Dónde pasa él, pasa el fuego | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora